LA HABANA, Cuba.- La llegada de Obama a Cuba ha puesto al descubierto alegrías y contradicciones por parte del pueblo y del gobierno de la Isla. Lágrimas, falta de protocolo, golpes y muchas sonrisas caracterizaron el primer día de la visita del mandatario.
Muy distinto a lo que esperaban los cubanos, la televisión nacional no ha realizado una cobertura total del reciente arribo del presidente norteño. Pequeños espacios en vivo y unos pocos minutos en el noticiero nacional resumen el trabajo realizado por los medios nacionales.
Por otro lado, agencias de prensa de casi todo el mundo emiten su señal en vivo desde cualquier sitio de La Habana, para minuto a minuto transmitir todo lo que acontezca en la mayor de las Antillas.
“¿Que bolá Cuba? Acabo de aterrizar aquí, ansioso de encontrarme y oír directamente al pueblo cubano”, fueron las primeras palabras que dirigiera el mandatario para los isleños vía Twitter cuando el Air Force One tocó tierra cubana.
“Es algo increíble, una falta de respeto”, decía una persona a gritos desde la comodidad de su casa al ver que fue el canciller cubano quien recibió al presidente de los Estados Unidos, y no Raúl Castro.
El primer encuentro de Obama con el pueblo de Cuba se realizó cuando visitó la catedral de La Habana, aunque todas las calles que daban acceso a la institución religiosa se habían cerrado un par de horas antes. Unas pocas personas habían logrado acceder a dos puntos “abiertos” que permitieron al pueblo saludar al mandatario. Periodistas de más de 20 medios captaron con sus lentes la alegría de cientos de personas.
Justo al otro extremo de la ciudad, Damas de Blanco y otros opositores fueron reprimidos por agentes de la seguridad al intentar manifestarse sobre la realidad en la Isla.
“Yo me siento muy triste, estoy decepcionada”, comentó para este medio Aurora R. García, una maestra de escuela secundaria que asegura tenía muchas esperanzas con la visita de Obama. “Es el segundo presidente en más de 80 años, tenían que haberlo recibido mejor y la cobertura televisiva tenía que haber sido total. ¿Qué le digo mañana yo a mis alumnos? Les prometí que sería totalmente distinto”, agregó, visiblemente molesta.
“Al ver la gente gritar ‘¡Obama, Obama, Obama!’ me pareció estar en Berlín Oriental a finales de los 80, cuando Gorbachov fue de visita. La gente gritaba ‘Gorby, Gorby’. Eran los mismos gritos de esperanza que escuché yo hoy aquí. Afirmó la maestra con lágrimas en los ojos.