LA HABANA, Cuba.- Como cualquier nacido en Cuba, Fidel Castro sabe que el arroz es indispensable en la alimentación diaria de los cubanos. Por eso, hace 57 años una de sus primeras quimeras fue la desecación de la Ciénaga de Zapata para sembrarla de ese cereal.
Por entonces en Cuba no existía racionamiento de alimentos de ningún tipo. Como hoy, en aquellos tiempos, tanto en el almuerzo como en la cena, no podía faltar el arroz, cuya producción ha sido un problema sin solución durante las décadas en que el Estado decidió controlar hasta qué comida y en qué cantidad consumía cada habitante.
En 1960 se hicieron los primeros acuerdos comerciales con China para comprar arroz. Ese comercio se mantuvo hasta 1965, cuando Fidel Castro, presionado por los soviéticos, rompió con el maoísmo para continuar siendo un fiel aliado de la URSS.
Por esa fecha debe haber surgido la idea del Comandante de la construcción de la presa Zaza, con la que se crearía el principal núcleo arrocero de la Isla.
Muchos años después, luego de haber fracasado todos los inventos arroceros, hace cuatro años y gracias a las gestiones del exministro de Comercio Exterior Ricardo Cabrisas se logró con la vietnamita Vinafood un acuerdo para honrar parcialmente la enorme deuda de Cuba con esa firma, estabilizándose así el abastecimiento de arroz.
No obstante, se mantiene inamovible el racionamiento de siete libras de arroz per cápita mensuales, para toda la población. Por supuesto, por la libreta de racionamiento sólo se entrega un producto nacional de bajísima calidad, debido a que el procedente de Vietnam y también de Brasil, de mejor calidad, se vende mayormente de forma liberada (no racionado), pero mucho más caro.
Las justificaciones y promesas que en todos estos años ha dado el régimen en lo tocante al arroz son tantas que no vale la pena relacionarlas, así como la enorme cantidad de titulares que han pasado por el Ministerio de Agricultura.
Pero vale mencionar al menos una: En la más reciente rendición de cuentas del actual titular de Agricultura, Fernández Royero, ante la Asamblea Nacional, el ministro culpó al fenómeno El Niño por la falta de arroz, debido a la sequía que ha provocado en la Isla.
Lo extraño de todo esto es que, a pesar de los problemas del clima, se mantiene la venta liberada de arroz en todos los agromercados y establecimientos de la gastronomía privada o estatal, a precios leoninos, sin afectaciones en su oferta.
Mientras, la tan prometida y mostrada por el NTV recuperación arrocera marcha “sin prisa y con pausas”; ya que no se logra, ni por asomo, la producción que se lograba en Cuba antes de 1959, cuando sólo se importaba de los Estados Unidos aproximadamente el 15% del arroz que se consumía en el país.
Y para colmo, al tiempo que se publica este artículo hay 20 000 toneladas de arroz pudriéndose en el puerto de La Habana, porque ni siquiera hubo camiones disponibles para distribuirlo a tiempo. ¿El Niño otra vez? Quizá veamos ahora al ministro de Transporte dando una lección de meteorología.
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