El frontenis, un “deporte de ricos” en Cuba


LA HABANA, Cuba.- Jugar canchas para muchos en Cuba significa tener dinero. El frontenis, un deporte de raquetas que consiste en golpear una pelota de goma contra una pared, es considerado un juego de élites si se juega “con todos los hierros”.
Richard Betancourt, de 19 años, hace ocho meses que dejó de ir a las canchas del complejo deportivo Ciro Frías por no tener raqueta con que jugar. La suya se le fue de las manos en pleno juego y se quebró en 4 partes. El precio de una nueva es más que el salario promedio de un cubano, de poco más de 20 dólares al mes.
“No puedo arreglarla ni comprarme otra. La peor cuesta 25 pesos convertibles (CUC)”, dijo Betancourt, y agregó: “Es decidir entre comer o practicar deportes”.
Otros están en la misma situación. Vienen un día y demoran meses en volver a jugar. Es el caso de Jorge González, de 17 años, que depende del dinero que le dan sus padres.
“Yo voy cuando tengo pelotas para jugar. No es fácil decirle a mi padre que me dé 10 dólares para comprar pelotas cada tres semanas”, comentó González.
Las raquetas más baratas son de aluminio y cuestan unos 15 CUC, pero en corto tiempo se doblan o se parten. De las de grafito, la más barata cuesta unos 25 CUC.
Un vendedor de pelotas y raquetas al que muchos en el Ciro Frías conocen por “Wilfre”, comentó que por sus manos han pasado raquetas de grafito de la marca Wilson, Prince, Head y que la más cara la ha vendido en 50 CUC. “La semana pasada vendí una raqueta Prince, de uso, pero en buen estado, en 35 CUC”, dijo. Su negocio también consiste en vender pelotas y encordar las raquetas.
Las bolas valen 3 CUC y encordar las raquetas, 5 o 6 CUC.
“Tengo varias amistades que traen desde el extranjero pelotas. Las Penn vienen desde EE.UU., y se llegan a pasar unas 100 pelotas por el aeropuerto”, explicó Wilfredo.
Pero no se trata solo de gastos en raqueta y pelotas. Los zapatos también son dolor de cabeza -o de pies- para muchos.
“Practicar este deporte es imposible, los zapatos que me compré para poder jugar sin lastimarme los pies ya se rompieron”, dijo Peña.
El estado de las canchas también incide negativamente en la durabilidad de las pelotas y los zapatos. Los centros deportivos como el Ciro Frías, Cardonal, Eladio Cid, José Martí o los centros recreativos en las playas de Marianao como La Concha o Cubaneleco presentan deterioro por el tiempo.
“Este es otro problema, el mal estado de las paredes de la cancha y las chapas para sentir cuándo la pelota da en el área no válida del la pared, rompe las pelotas”, afirmó Peña.
Algunos como Miguel ya desistieron y hoy disfrutan jugar fútbol, el deporte que han adoptado muchos por lo poco que exige comparado con otras disciplinas. “Para jugar canchas hay que tener dinero, yo gano 605 pesos cubanos, cerca de los 25 dólares y confieso que me encanta el frontenis pero esto no es país para ese deporte”, concluyó Miguel.