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El desconocido Felipe Poey

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Felipe Poey (Foto tomada de granma.cu)
Felipe Poey (Foto tomada de granma.cu)

GUANTÁNAMO, Cuba.- Este 28 de enero se cumplen 125 años del fallecimiento del gran sabio cubano Felipe Poey, quien nació en La Habana el 26 de mayo de 1799 y murió en ella a los 91 años, en 1891.

De padres franceses, desde muy temprana edad vivió en Francia, donde estudió tres años. Al fallecer su padre se trasladó a La Habana e ingresó en el Real Seminario de San Carlos, donde recibió clases del presbítero Félix Varela. En ese prestigioso centro de estudios se graduó en 1820 como Bachiller en Derecho, estudios que continuó en Madrid, donde obtuvo el título de abogado y trabajó como profesor en la Academia Nacional de Jurisprudencia.

Regresó a Cuba en 1823 debido a su vinculación con las juntas patrióticas. A partir de entonces abandonó la práctica de la abogacía para dedicarse por entero a las ciencias naturales.

En 1825 viajó a Francia acompañado de su esposa. Allí perfeccionó sus conocimientos del latín y realizó los estudios que necesitaba para emprender la fabulosa investigación ictiológica que lo consagraría como uno de los científicos más prominentes de Cuba.

En París colaboró con grandes zoólogos de la época y fue uno de los fundadores, en 1832,de la Sociedad Entomológica de Francia. Trabajó en el laboratorio de Cuvier y comenzó a publicar Centuria de Lepidopteres delílle de Cuba. Fue miembro de la Sociedad Zoológica de Londres, de la Sociedad de Amigos de la Historia Natural de Berlín y Socio de Honor de la Real Academia de Ciencias, del Museo y de la Sociedad de Historia Natural de Madrid.

En 1833 regresó a La Habana donde fundó el Museo de Historia Natural. A partir de ese momento su prestigio y labor científica fueron en ascenso pues ocupó la Cátedra de Zoología Comparada de la Universidad de La Habana. Fue decano de la Facultad de Ciencias y vicerrector de la Universidad, en la que fundó la biblioteca de Ictiología y Ciencias Naturales.

Fue miembro fundador de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales y presidentre de la Sociedad Antropológica de Cuba. Por su labor científica fue elegido miembro de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País y de numerosas instituciones científicas de Cuba y el extranjero.

Su obra

Felipe Poey fue un asiduo colaborador de importantes periódicos y de revistas culturales y científicas de la época en que desarrolló su labor intelectual. Entre estos medios estuvieron “El Plantel”, “Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País”, “Revista de La Habana”, “Ateneo”, “Revista Habanera” y muchos más.

Fue autor del “Compendio de Geografía de la Isla de Cuba”, reeditado varias veces. También escribió unas “Memorias sobre la Historia Natural de la Isla de Cuba” y un “Curso elemental de mineralogía”, pero sin dudas su obra más importante y famosa fue su “Tratado de Ictiología Cubana”, en el que trabajó durante más de cincuenta años.

Fue muy relevante su aporte a la extensa obra “Naturaleza y Civilización de la Grandiosa Isla de Cuba” (1876) escrita por el humanista lebrijano Miguel Rodríguez Ferrer, en especial, el tomo dedicado a Naturaleza y su necesaria colaboración en la parte que trata de los comienzos de la Antropología en Cuba.

Además de científico prominente fue escritor y traductor. Fruto de esa labor fueron su traducción y compendio de la “Historia de los imperios de Asiria”, publicada en La Habana en 1847, así como de las “Nociones Elementales de Historia Natural”, obra de G. Delafosse, que tradujo junto con Rafael Navarro.

En 1974 Cuba conmemoró el aniversario 175º del natalicio de Poey con una serie de seis sellos y una hoja de sellos. Y celebró su natalicio 200º con otra emisión de una serie de cuatro estampillas ilustradas de peces en 1999.

A Poey se le reconoce como toda una autoridad en la descripción y taxonomía de la Zoología; sin embargo, como ocurre con el caso de otros muchos intelectuales, científicos y patriotas, resulta un desconocido para un gran número de cubanos, sobre todo los pertenecientes a las más jóvenes generaciones, debido a la deficiente enseñanza de la historia patria.