LA HABANA, Cuba. — A comienzos de marzo en el Noticiero Nacional de Televisión se transmitió un reportaje sobre las reparaciones efectuadas en el asilo de ancianos 28 de Enero, ubicado en la manzana comprendida entre las calles Dolores, 11, Tejar y 12.
Ya era hora, pensé, de que se pusiera coto a los desmanes de las distintas administraciones que han pasado por allí, y que los ancianos de Lawton tengan un hogar confortable. Este asilo, por ser el de mayor capacidad de la provincia, podría admitir ancianos de otros municipios.
El saqueo y el robo en el 28 de Enero vienen de 1996, cuando fue apadrinado por el Ayuntamiento de Jijona (municipio español de la provincia de Alicante), que costearía la reparación total del inmueble. Enviaron vestimenta, ropa de cama, productos de aseo personal, mobiliario (camas, sillas de ruedas), y un microbús Iveco-Fiat.
Me comentaba un vecino que en aquella época trabajaba en el Departamento de Vivienda del municipio Diez de Octubre, que al ser este un proyecto de colaboración extranjera fueron los especialistas de inversiones de Salud Pública provincial los que hicieron el estudio de las necesidades y estimaron el presupuesto de la obra.
Por aquel entonces muchos vimos cómo los patios del asilo se llenaron de materiales de construcción y comenzaron a llegar brigadas de constructores. Pero más que trabajar, se dedicaban a merodear por el barrio. Mientras la obra no avanzaba. Y lo peor, fueron desapareciendo los materiales. En aquella época de “período especial”, en el barrio, se podían adquirir un saco de arena o de cemento, cabillas, frazadas, sábanas, jabones o piyamas, todo robado del asilo. Luego, sabríamos que era con la complicidad de los jefes
Me cuenta un empleado del asilo (que no quiso dar su nombre) que varias veces vino una española en representación del Ayuntamiento de Jijona, que no comprendía cómo era posible que los materiales se hubieran acabado sin que se vieran los arreglos, o que los ancianos anduvieran en harapos, o que las camas estuvieran sucias.
A pesar de todo, los españoles seguían ayudando. Así, una vez mandaron llaves y duchas mezcladoras, y unas mantas modernas para todo el techo. A los pocos días se apareció la española, pero ya todo había desaparecido. “Aquella mujer armó tremendo guateque. Les gritaba ‘¡gilipollas!’ y otros insultos que no sé repetir”. La Policía determinó que era un autorrobo y botaron a la directora, Margarita Hernández, y a la jefa de almacén, Daisy Julia Ruiz. “Pero de ahí no pasó, están las dos en la calle”.
Esa fue la última vez que vino la española. Se acabó el patrocinio y el presupuesto.
“¿Y el microbús?”, le pregunto. “Se lo llevaron para el Municipio de Salud Pública”, me dice el mismo empleado. “Esa guagüita estaba preparada para transportar a los ancianos. Cuando la trajeron, la trabajadora social, Caridad Venegas, que daba terapia ocupacional, con mucho esfuerzo logró llevar a pasear a los viejitos un par de veces. La pobre, luchaba contra lo imposible, porque en realidad la guagüita la cogió la directora para su uso personal”.
“Escribe ahí”, continúa, “que antes de llevársela, el segundo chofer que la manejó le cambió el motor de petróleo por otro viejo, para ponerlo en el carro del padre”.
Todo aquello trajo como consecuencia el deterioro de la edificación, y hace unos dos años se cayó el techo de la sala K y mató a un anciano. Algunos vecinos aseguran que ese techo no se ha arreglado, a pesar de que ya hay viejitos ingresados en otras salas.
Esta semana pasé por allí con la idea de verlo arreglado, como parecía indicar el reportaje. En lugar de alegrarme, lo que vi me dejó perpleja: solo el frente está pintado. Me dijo una vecina que vive enfrente que lo pintaron a la carrera porque venían los de la televisión. El resto, como se ve en las fotos, sigue destruido.
Las tuberías de entrada de agua de calle 12 y Dolores fueron rotas hace años por un cargador frontal al recoger la basura del eterno vertedero, y en la actualidad continúan formando un inmenso charco.
Hoy, la reparación del asilo está paralizada. Parece cierto el comentario general de que Salud Pública no tiene presupuesto para llegar al final de la obra.
El reportaje del Noticiero Nacional de Televisión que celebraba la reparación del Asilo de ancianos 28 de Enero, es otra escenografía del gran teatro de la revolución, otra mentira a la población cubana, una más.