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El aeropuerto de Santa Fe está subutilizado

LA HABANA, Cuba. ─ En la playa de Santa Fe, al oeste de La Habana, hay un pequeño aeropuerto perteneciente a la Aviación Agrícola, una empresa del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba (IACC) controlada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Sin embargo, hace años que desde su abandonada pista no despega una aeronave. Lo usan para reparar viejas avionetas AN-2 de fabricación soviética.

El aeródromo, que se halla en el cruce de la calle 7ª y la carretera que conduce a Cangrejera y Bauta, tiene una extensión aproximada de unos 1 000 metros cuadrados, con una pista de 800 metros. Tal extensión de terreno está subutilizada. Nunca hay en reparación más de tres o cuatro avionetas

Antes de 1959, el sitio fue el asiento de las llamadas Aerovías Q, una empresa de  pequeños bimotores de hélice que hacían viajes a los Estados Unidos y países cercanos del Caribe.

Un extrabajador del aeródromo, que laboró como mecánico allí durante 19 años, refiere que en 1975, cuando él comenzó a trabajar, aquello era una unidad militar, y que la pista estaba casi desbaratada, llena de trincheras.  Posteriormente, ordenaron rellenar los huecos para rehabilitar la pista.

Cuenta que a inicios de la década de 1980 hubo un proyecto de hacer allí un gran aeropuerto, con una pista auxiliar de 2 000 metros, que entroncaba con la original. Iniciaron un movimiento de tierra que costó más de un millón de pesos, pero un día,  sin explicación alguna, se detuvo la construcción.

Según la fuente, los trabajadores suponían que sería un aeropuerto militar y serviría para enviar armas y avituallamiento para los movimientos guerrilleros de América Central, que por entonces estaban en auge.

Durante la epidemia de dengue, en 1981, desde el aeródromo de Santa Fe partían avionetas que sirvieron para hacer fumigaciones aéreas en La Habana con una sustancia comprada a la firma alemana Bayer.

A las avionetas, cuando iban a volar, de los seis tanques de 200 litros de gasolina con que contaban les llenaban solo dos para limitar la distancia de vuelo e impedir que pudieran llevárselas a Miami.

Un día, accidentalmente se zafó una manguera de uno de las avionetas y el líquido con que fumigaban cayó sobre unos árboles frutales situados en la cercana casa del comandante Ramiro Valdés Menéndez, el cual montó en cólera y prohibió que del aeropuerto salieran los vuelos de fumigación.

La justificación para tal medida fue el peligro que representaba para la residencia de Fidel Castro, en Punto Cero, Jaimanitas, cerca de la zona, aunque se argumentó que se podía modificar la trayectoria de los aparatos en su despegue.

Diez años después, la pista volvió a ser utilizada por las avionetas de fumigar, pero luego de estar funcionando un corto tiempo, volvieron a cerrarla y la destinaron a centro de reparación.

La fuente me explicó que toman estrictas medidas de seguridad para evitar el robo de las avionetas en reparación. Les retiran la batería, les extraen el combustible y atan una cadena gruesa a la hélice y las ruedas.

También, para prevenir eventuales robos de avionetas, han colocado en la pista, por tramos, cascos de avionetas desactivadas que evitan el despegue del lugar.

Como no pueden despegar de allí, las avionetas, una vez reparadas, son movidas con una especie de carretilla triangular grande, que es arrastrada por camiones militares por la carretera que va desde Santa Fe hasta el aeropuerto de Baracoa, a varios kilómetros de distancia, más al oeste. Estos engorrosos traslados siempre se hacen de madrugada y con ayuda de la policía para despejar la vía.

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