LA HABANA, Cuba.- Se diría que los caciques de Cuba, tan entusiastas a la hora de ordenar prohibiciones, ignoran lo que su propia constitución prohíbe con respecto al uso de la bandera nacional. Basta con echar un vistazo a EcuRed, la enciclopedia oficial en la red, para constatar (en el apartado Bandera de la Estrella Solitaria) por lo menos tres o cuatro normas prohibitivas que son violadas todo el tiempo, y a plena luz del sol, por la industria turística y por otras instituciones del régimen.
Por ejemplo, allí leemos textualmente que se prohíbe usar la imagen de la bandera cubana “como distintivo o anuncio”, o “como parte de un vestuario”, o “reproducida en artículos de uso no oficial”, o “como réplica en cualquier material con propósitos ornamentales o comerciales”. Pero en las fotos que acompañan estas líneas vemos cómo, al menos en La Habana, son banalizadas tales normas.
No es que me escandalice particularmente. Tampoco es que otorgue demasiada importancia a esa indigesta veneración de los símbolos que gustan profesar los ultranacionalistas o los ultra-cualquier-cosa. Pero ya que son ellos quienes rinden culto a la envoltura por encima aun del contenido, me parece paradójico que, a cambio de ciertos beneficios comerciales, estén descuidando estos detalles que debieran representar (para ellos) una cuestión de honor patrio.
Por lo demás, en el mismo apartado de EcuRed leemos otros datos sobre la bandera que igual resultan contradictorios o confusos, según quien sea el que lea.
Sobre su triángulo, empiezan por decir que “significa la sangre derramada por los cubanos”. Pero posteriormente dicen que el color rojo fue “…ubicado dentro de un triángulo en clara alusión al tríptico de los ideales franceses de: libertad, igualdad y fraternidad…”. Más adelante veremos en qué se inspiró realmente Narciso López, el creador de nuestra bandera, a la hora de escoger el triángulo.
Por cierto, también la enciclopedia oficial del régimen para la red alimenta una confusión histórica cuando asegura que nuestra bandera fue “creada en 1849 por Miguel Teurbe Tolón y de la Guardia (1820-1857), a partir de una idea de Narciso López, y confeccionada por la prima y esposa de Teurbe Tolón, Emilia”.
En realidad, Teurbe Tolón fue un patriota cubano con suficientes méritos, ganados por sí mismo, y no necesita que le acrediten, con lenguaje ambiguo, una creación de Narciso López, en la que Teurbe y su esposa actuaron sólo como apoyo.
Todo indica que para plasmar tanto este dato impreciso sobre la creación de la bandera, como la fantasiosa interpretación de algunos de sus colores y detalles de contenido, EcuRed se basa en testimonios del novelista Cirilo Villaverde. Sin embargo, existe un irrebatible documento, firmado en New York, el 12 de febrero de 1873, y reproducido en el libro “Iniciadores y Primeros Mártires de la Revolución Cubana” (página 260), del doctor Vidal Morales y Morales, donde Villaverde deja constancia de lo que vio e interpretó como testigo presencial del hecho.
En ese documento, puntualiza el autor de Cecilia Valdés que: “La concepción de nuestra gloriosa bandera fue exclusiva del ilustre Narciso López, la ejecución del plan se debió al buen poeta y entusiasta patriota Miguel Teurbe Tolón”.
Cuenta Villaverde que la idea de Narciso López, al crear la bandera, fue “que debía imitarse en cuanto se pudiera al pabellón americano (de E.U), porque en su concepto era el más bello de las naciones modernas…”. Y añade: “López expresó que las fajas debían ser tres, en representación de los tres departamentos militares en que los españoles dividían la Isla desde 1829; lo que había que discutirse era únicamente la distribución de aquellas, de la manera más conveniente, a fin de que la imitación no resultara una copia servil de la bandera que se proponía como prototipo”.
Con referencia al triángulo, Villaverde afirma: “López, que era francmasón, naturalmente optó por el triángulo equilátero”. Y sobre la estrella solitaria, aclara que López “recordó la estrella de la bandera primitiva de Texas, y decidió que en el centro del triángulo sólo correspondía poner la estrella de Cuba levantándose sobre un campo de sangre para presidir en la lucha y alumbrar el camino…”.
Se trata de especificaciones que una enciclopedia seria no debiera pasar por alto. Como tampoco nuestros ultranacionalistas caciques deben hacer excepción al utilizar sus símbolos -dicen que sagrados- para el trapicheo y la politiquería.
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