CIENFUEGOS, Cuba.- Los hermanos Manuel y Angélica son dos adolescentes que padecen de una severa enfermedad que afecta sus capacidades cognitivas y físicas. Por desdicha para ellos, desarrollan sus vidas en un contexto social donde la indiferencia parece haber establecido su reino.
Los jóvenes padecen microcefalia, y el varón debutó recientemente con una diabetes.
En el pasado la familia se hallaba un poco más desahogada económicamente, recibían una chequera por cada muchacho, sumado al retiro de José Manuel Aguirre, padre de ambos. Tras la llegada al poder del general Raúl Castro, las normas que regían la política de Seguridad Social hasta entonces cambiaron, lo que derivó en el retiro de una de las chequeras que el Estado les brindaba. Ahora deben sobrevivir con apenas 484 pesos, unos 20 dólares al cambio oficial.
“El salario es muy poco, son 242 pesos que yo gano y la misma cantidad que me dan por ellos, más nada. No tenemos ningún tipo de entrada que nos alivie”, expresó José Manuel.
De inmediato quisimos conocer el motivo por el que le habían retirado la chequera. “No explicaron nada. Yo acudí a Bienestar Social, acudí a veinte lugares, pero nunca me dieron respuesta, sólo, que no tenía derecho”.
Antes del paso del huracán Irma la situación de la familia ya era desesperada, actualmente adquirir los insumos de primera necesidad se ha vuelto exasperante.
“Solamente en medicinas se gasta todos los meses entre 120 y 130 pesos. Y qué decir de los alimentos; más ahora, con el niño diabético. Los alimentos que lleva, nosotros no podemos sufragarlos”.
Según facultativos médicos, la dieta de un diabético debe incluir seis comidas al día conformada por tres meriendas, desayuno, almuerzo y cena. Además, ha de ser rica en frutas, vegetales, lácteos, y equilibrar las calorías, las proteínas y los ácidos grasos. A la familia Aguirre se le hace imposible seguir el régimen alimenticio que la salud de los jóvenes demanda.
¿Cómo atienden este problema las instituciones gubernamentales? “El Poder Popular lo sabe, acudí a Bienestar Social, acudí a al Ministerio de Trabajo, pero no me resuelven nada”, dice el padre.
Aguirre refiere que “hace como seis o siete años vino una comisión de La Habana (…) Reunió a los jefes de todas las organizaciones; el Sindicato, el Partido, el Poder Popular, todos. Cuando vengo llegando a la casa y veo la multitud, me digo: ‘en mi casa ha pasado algo’. Toda la calle llena de carros, de jeeps, de motos. Cuando llegué vi que había un fotógrafo y todo”.
Añade que la persona al frente de aquella comisión dijo: “Bueno, a ver los problemas que tienen. ¡Una cama, tú! ¡Aquello otro, tú! Y así fue delegando en cada uno. Y yo me dije: ahora sí que se acabó el mundo. ¿Usted vino? Así mismo vino ninguno de ellos”.
Ya hacia el final de la conversación quisimos saber cómo se sentía y esto fue lo que nos confesó: “Figúrese, mal; porque se siente uno alejado del mundo, de la sociedad, de todo. Si Dios quiere, cualquier día viene un alma buena y lo ayuda a uno”.