LA HABANA, Cuba.- Por estos días de junio arribamos al 55 aniversario de la serie de tres reuniones que Fidel Castro sostuvo con los principales escritores y artistas del país en el teatro de la Biblioteca Nacional José Martí. El discurso con que el máximo líder clausuraría esas citas sería conocido como “Palabras a los Intelectuales”.
Ya para entonces el gobierno controlaba una porción importante de la economía; había declarado el carácter marxista-leninista de la revolución, y en los primeros días del propio mes de junio nacionalizó la enseñanza. Medida esta última que eliminó las enseñanzas privada y religiosa, y dejó en manos estatales el monopolio de ese sector de la vida nacional.
Entonces, al afirmarles a los escritores y artistas que “fuera de la revolución nada se iba a permitir”, Fidel Castro se apropiaba también de la cultura, y con ello completaba el control totalitario sobre la sociedad.
Si en junio de 1961 “Palabras a los Intelectuales” marcó la consolidación del castrismo, 55 años más tarde, en cambio, los gobernantes de la isla acuden nuevamente a la cultura, pero esta vez como último recurso para tratar de mantener un dominio que se les escapa de las manos.
Bajo esas circunstancias transcurrió el recién finalizado III Pleno del Comité Nacional de laUnión de Jóvenes Comunistas. En ese cónclave los jerarcas de la cultura oficialista se vieron obligados a reconocer que muchos jóvenes asocian el éxito en la vida a lo material y no en los valores espirituales, que no pocos mantienen como sus ídolos a personajes de las sociedades de consumo, y que la mayoría de la juventud cubana prefiere quedarse en sus casas viendo “películas chatarra”— por supuesto, de procedencia extranjera— antes que asistir a actividades de la cultura oficialista, como conferencias y recitales de poesía.
No obstante, los Abel Prieto, Miguel Barnet, y Yuniasky Crespo Baquero, entre otros, al considerar que la cultura constituye “el verdadero escudo y espada de la nación”, insistieron ante los jóvenes en que mediante un trabajo eficiente,que parta de los barrios y comunidades, y que enaltezca los valores y tradiciones culturales de la nación, se garantizaría la continuidad histórica de la revolución.En ese contexto, los asistentes al III Pleno recibieron el “privilegio” de ser el primer segmento de la sociedad cubana que discutió la Conceptualización del Modelo Económico y Social de Desarrollo Socialista, y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, ambos documentos emanados del VII Congreso del Partido Comunista.
Ahora bien, como mismo una parte de los escritores cubanos no se atemorizó ante las amenazas del máximo líder, y apenas siete años después de “Palabras a los Intelectuales” aparecían obras literarias contestatarias, entre ellas el poema Fuera del Juego, de Heberto Padilla— posteriormente encarcelado en 1971—, es muy probable que más temprano que tarde la mayoría de los jóvenes cubanos, incluyendo a muchos de los que hoy manifiestan adhesión al castrismo, se rebelen contra las imposiciones que los oprimen.