LA HABANA, Cuba. – La avalancha del tope de precios está en su apogeo. Por estos días la prensa oficialista ha publicado los precios máximos permitidos para las viandas, las frutas, los cárnicos y otros renglones del agro en todas las provincias de Cuba, y para todos los tipos de comercialización. Anteriormente se habían dado a conocer los precios topados para los refrescos, las maltas, las cervezas, los jugos y otros surtidos similares que se expenden en los comercios estatales y no estatales.
Muy relacionado con lo anterior se hallan las más de 400 quejas y denuncias que algunos ciudadanos han efectuado sobre supuestas elevaciones injustificadas de precios. Evidentemente, la sugerencia de Díaz-Canel de echar a pelear a los consumidores contra los productores y los comercializadores, parece estar dando los resultados esperados por las autoridades.
En medio de semejante vorágine, y transcurridos tan solo cinco días de haber entrado en vigor la normativa de los precios topados para los productos del agro, decidimos visitar dos mercados agropecuarios de oferta-demanda (MAOD) y un mercado estatal (MAE). Los tres ubicados en la capital.
El MAOD situado en 19 y B, en el barrio del Vedado, es uno de los mejor abastecidos, tanto en cantidad como en calidad, de toda la ciudad. Tal vez su cercanía a la embajada china, y su consiguiente clientela de funcionarios de esa nacionalidad, haya hecho que las autoridades —conocedoras en el fondo, y seguro a regañadientes, de que únicamente los mercados de oferta-demanda logran mantener un surtido adecuado— hubiesen respetado hasta ahora el estatus de ese mercado, con vistas a ofrecerles a sus camaradas asiáticos la mejor imagen de la isla.
Sin embargo, y comoquiera que en esta ocasión el tope de precios llegó también hasta los MAOD, la instalación de 19 y B exhibía una baja presencia de malanga, yuca, boniato y frijoles negros, todos con precios topados. Sus tarimas, en cambio, estaban llenas de otros surtidos con precios libremente fijados
En el propio barrio del Vedado localizamos el MAE situado en la intersección de las calles A y 27. Ese desolado lugar continúa siendo un ejemplo fehaciente del desabastecimiento que padecen la mayoría de los mercados agropecuarios estatales. Había solamente tres surtidos en venta, y su calidad dejaba mucho que desear. Es, a no dudarlo, una vitrina del futuro que les espera a los mercados que dependan de la empresa estatal de Acopio para que les suministre las mercancías.
La última escala de nuestra visita fue el MAOD de Santiago de las Vegas. Allí nos encontramos con una vendedora que, con cierta dosis de angustia, les comunicaba a varios clientes la no existencia de limón en su tarima. Cuando indagamos con ella al respecto, nos dijo que “imagínese, antes el limón lo vendíamos a 20 pesos la libra, pero el precio topado nos obliga a venderlo a diez pesos. Si el productor nos lo vende a 15 pesos la libra, entonces es evidente que no podemos comprarlo, y por tanto no lo tenemos aquí para ofrecerlos a los consumidores”.
Quizás muchos de los que aplaudieron el tope de precios, se lamenten ahora al no encontrar limones en las tarimas de ese MAOD. Lamentablemente, son personas que no acaban de entender que el tope de precios conduce inexorablemente a la escasez y el desabastecimiento.
¿Y los dirigentes qué?, podrían preguntarse algunos. Bueno, esos no tienen problemas, pues los camiones descargan abundantes mercancías en los patios de sus residencias.
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