MIAMI, Estados Unidos.- Después de concluida en La Habana la sesión 88 de la Comisión Latinoamericana de Aviación Civil, que escoge a los candidatos para la cúpula de ese organismo, Cuba ha quedado entre los aspirantes al Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional (OAIC), reporta Martí Noticias.
Sin embargo, hace dos décadas esa misma organización preparó un informe para el Consejo de Seguridad de la ONU tras el derribo de dos avionetas civiles de EE.UU. por cazas Mig-23 cubanos. El caso de los aviones de Hermanos al rescate, en 1996, fue condenado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
La ONU pidió entonces una investigación al OAIC, que arrojó un informe que revelaba, entre otros elementos, que “tres Cessnas (…) se desviaron de sus planes de vuelo en la fecha en cuestión y volaron dentro de zonas peligrosas designadas por Cuba. Dos de ellos fueron derribados, mientras se encontraban aproximadamente a 10 millas”.
Las conclusiones de aquel reporte afirmaron que “Cuba no trató de utilizar otros medios a su alcance, como la comunicación de radio, en contra del principio de que la interceptación de aeronaves civiles debe ser un último recurso”.
Según los expertos de la OACI, las autoridades cubanas no hicieron nada por “dirigir los aviones derribados más allá de los límites del espacio aéreo nacional o guiarlos lejos de prohibidas o restringidas zonas de peligro.”
“Tampoco fueron instruidos para aterrizar en un aeródromo designado”, agregaba el informe, que detalló además que Cuba no siguió procedimientos habituales de la OACI para maniobras o señalización por parte de interceptores militares.
A raíz de esa información, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la resolución SC/6247, que condena el uso de armas contra aviones civiles. Asimismo exigió a Cuba cumplir con las leyes internacionales y condenó el asesinato de cuatro civiles, con 13 votos a favor y las abstenciones de Rusia y China.