LA HABANA, Cuba. -Durante las últimas torrenciales lluvias ocurridas a finales del mes de abril y los primeros días del mes de mayo de este año se han visto en algunas avenidas principales de la ciudad a jóvenes de entre 14 años y 28 años de edad -a juzgar por su apariencia física- deslizándose por el pavimento agarrados de los parachoques de autos, camionetas y ómnibus que transitan por esas zonas.
A una velocidad superior a los 40 kilómetros por hora permitida en esas áreas, las avenidas 19, 31, 41 y 51 de los municipios Playa y Marianao, además de las calles Línea, 23 y Zapata, entre otras del municipio Plaza, se llenan de estas personas con desgastados zapatos deportivos unas y otras descalzas.
Abordan a los vehículos automotores en los semáforos o cuando recogen pasajeros los taxis y los transportes públicos. Casi siempre en shorts, con el torso desnudo y tenis viejos para poder ¨patinar en el asfalto¨.
Desafían a los conductores, a las autoridades policiales y a sus familiares, que probablemente no saben o no quieren saber lo que están haciendo.
Ante la mirada sorprendida de algunos transeúntes y la indiferencia de otros, estos jóvenes retan a todos con sus actos buscando un reconocimiento a sus temerarias acciones, sabiendo que nadie los reprenderá por temor a una posible reacción violenta de ellos.
He presenciado desde el ómnibus en que viajo a diario estas escenas a lo largo del camino cuando llueve en varios municipios que están en la ruta de regreso a mi casa.
La presencia policial brilla por su ausencia y los choferes no aminoran la marcha. Parece importarles poco esta actitud irresponsable.
CubaNet de manera fortuita atrapó con el lente a estos ¨retadores¨ que hasta en algunos casos posaron para la cámara, buscando quedar en la memoria fotográfica por su supuestas ¨hazañas.¨
Intenté entrevistar a algunos de ellos para saber de sus motivaciones, pero sólo accedieron a comentar de manera muy vaga y sin dar sus verdaderos nombres.
Uno de ellos, que dijo apodarse el ¨Moro¨, con cierto cinismo me espetó que estaba “descargando el ‘vuele’ (borrachera) con los ‘consortes’ (amigos) del barrio, después de haber tomado un ‘Planchao’ (marca comercial de ron blanco envasado en cartón)”.
Una señora que acampaba cerca de mí en el lugar en que me guarecía hasta que amainara la lluvia, me comentó que ¨hacía unos días atrás un adolescente vecino sufrió una fractura en un brazo y perdió varios dientes por ‘estar en esa gracia’ de engancharse en los carros.¨
Bañarse en el aguacero es una tradición de antaño donde convergen actitudes propias de la niñez y una especie de hastío, necesidad de liberación, no solo para los jóvenes, sino incluso para personas de la mediana edad.
En los años 80s y 90s existía otra práctica temeraria: ¨coger escena¨. Las calles 70, 19, 3era y otras en el municipio Playa, eran testigos de tamañas imprudencias en las rutas 100, 86, y 174, especialmente durante el verano.
Consistía en viajar afuera de los ómnibus públicos colgados en las puertas, agarrado a los bordes de las ventanas de los mismos, e incluso encima de los techos de las guaguas.
Después de innumerables accidentes, algunos mortales, las autoridades policiales, del transporte y del gobierno, tomaron cartas en el asunto, erradicando este comportamiento antisocial.
El Estado cubano en su propaganda oficial difunde los supuestos altos índices de calidad de la Educación, Salud, Cultura y Deportes en el país. La realidad está mostrando otra cara.
Poner en peligro la vida de este modo revela una baja percepción del riesgo y de responsabilidad ciudadana, tanto de los ¨deportistas extremos¨, cómo de los conductores que se ven en esta situación.
No hay que esperar a lamentar la pérdida de una vida para que haya una respuesta enérgica y permanente que acabe con ésta y otras ¨indisciplinas sociales¨, llamadas así en el argot oficialista.
Fomentar la lectura, la práctica de deportes en instalaciones apropiadas, promover estudios de carreras con un alto perfil ocupacional y empleos mejor remunerados serían unas de las tantas medidas que canalizarían todas esas energías malgastadas, en provecho de la sociedad cubana.
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