GUANTÁNAMO, Cuba.- Este sábado se realizó en Guantánamo la feria agroindustrial mensual en la céntrica calle Carlos Manuel de Céspedes, entre Narciso López y Ramón Pintó con una gran afluencia de público.
El panorama se pareció muchísimo al que pudo verse durante los recientes carnavales, pero hay una gran diferencia: quienes salen a las fiestas lo hacen para divertirse y los que transitan la concurrida calle en la feria para tratar de abastecer de alimentos a su familia, algo cada vez más difícil.
Una nota publicada en la última página del periódico Venceremos (órgano oficial del Comité Provincial del Partido Comunista) el pasado viernes anunciaba que habría variedad de ofertas desde las seis y media de la mañana.
Recorrimos la feria y comprobamos que ciertamente había variedad en la oferta pero que ésta resultó extremadamente escasa ante la demanda.
El recorrido, las aglomeraciones y los precios
A las siete de la mañana, la calle estaba llena de personas. Nada extraño pues lo único que han vendido últimamente las carnicerías estatales destinadas a la canasta básica ha sido el ‘picadillo misterioso’ (así le dicen porque es una pasta que nadie sabe lo que contiene). Ni siquiera los huevos que se venden a un peso pueden adquirirse fácilmente. Ya aparecieron en algunas partes de la ciudad quienes los revenden a 1.50.
Frente a la carnicería ubicada en la calle Carlos Manuel de Céspedes y Paseo, fuera del área de la feria pero vinculada a ella, había gran número de personas. No es lo mismo adquirir la carne de cerdo allí, a 16.50 pesos la libra que a o a 25, que es el precio habitual del producto en el mercado de los particulares.
El Estado vende más barato pero es incapaz de mantener abastecidos los mercados, de ahí la aglomeración ante quioscos como el situado en la calle Carlos Manuel de Céspedes y Crombet, donde al precio de 1.30 pesos la libra se vendían unos huesos mondos situados en la misma acera y coronados de moscas. Al frente, la libra de pata de res costaba 2.60 y la de cabeza de cerdo 3.00. A las diez de la mañana todos los huesos se habían vendido.
En otro quiosco situado una cuadra y media después, en Carlos Manuel entre Emilio Giro y Bartolomé Masó (Carretera), había un gentío para comprar un cartón de 30 huevos a 1.10 pesos la postura, que salen a 33.00 pesos. Y en la misma calle, pero entre Donato Mármol y Bernabé Varona la aglomeración para comprar plátanos burros (conocidos aquí como cambutes) y malanga (a 4.50 pesos la libra) era infranqueable.
En la calle Carlos Manuel de Céspedes y Prado estaba el camión de la empresa Pescaguan (Empresa de la Pesca de Guantánamo) con la ineludible aglomeración. Allí se vendían algunos productos del mar, cada día más ausentes de la mesa de los cubanos, pero los precios no eran nada favorables. Un kilogramo de masa de almejas se vendía a 16.00 pesos, un kilogramo de cibi entero (sin limpiar), a 18; un kilogramo de jaiba, sin limpiar, 8.00 pesos y un kilogramo de mojarra entera a 20 pesos. Camarones no habían pero cuando los venden el precio del kilogramo es de 75 pesos. La langosta sigue siendo rara avis, como también lo son el pargo, la cherna, la sierra, la rubia, la rabirrubia, el bonito, el atún, el bacalao, etc.
El salario mensual promedio en Cuba no rebasa los quinientos pesos, unos 23 dólares.
Un despliegue militar impresionante
Si algo llama la atención en la feria es la presencia de numerosos agentes de la policía en los puntos de venta. Los que desandan la calle van en dúos o tríos. En los puntos de venta había desde uno hasta cuatro agentes. ¿Cuántos habría vestidos de civil?
En la calle Carlos Manuel entre Prado y Aguilera había alrededor de doce miembros de la brigada de acción rápida conocida como los “patuses”. Otro grupo similar estaba situado en la misma calle pero entre las de Emilio Giro y Bartolomé Masó. Evidentemente, sus rostros ceñudos, sus botas altas de casquillos acerados en las puntas y sus pistolas a media pierna indicaban que no habían ido a comprar cambutes.
Disgusto en los vecinos del Reparto Pastorita
Si algo se ha estado planteando de forma reiterada en las asambleas de rendición de cuentas de los delegados del poder popular ha sido que cuando se efectúen ferias como ésta se creen áreas de venta en varios puntos de la ciudad para evitar la aglomeración de personas en la calle Carlos Manuel de Céspedes. Al parecer el gobierno piensa distinto y quizás una de sus razones sea que si descentraliza la feria resulte más evidente la insuficiencia del suministro.
Este sábado decenas de clientes del mercado El Guararey, situado en el reparto Pastorita, en el noroeste de la ciudad, mostraron su disgusto al verificar que no se estaba vendiendo arroz a 5.00 pesos la libra y que las ofertas tampoco eran suficientes.
Muchos confían en que Danny, el evento tropical que se acerca al Caribe, traiga algo de agua para esta zona pues de continuar la sequía sus efectos se sentirán aún más en las mesas de los cubanos.