LA HABANA, Cuba.- Cuando todo hacía indicar que la librería Alma Mater celebraría el Día de la Cultura Cubana con alguna actividad relacionada con una figura importante de nuestra cultura, este 20 de octubre ese establecimiento de la barriada de Centro Habana sirvió de sede a la presentación de un libro que recoge la colaboración médica cubana con Venezuela.
Se trató de la edición cubana del texto Dios, Chávez y Fidel, publicado inicialmente en Venezuela en el año 2011, y de la autoría de los periodistas cubanos Elson Concepción y María Elena Ruiz. Además de los autores, el panel de presentación contó con la presencia del escritor Jorge Fernández Era, editor del texto.
El libro da a conocer los testimonios de los pacientes venezolanos y sus acompañantes, que fueron atendidos en centros hospitalarios cubanos durante el período 2000-2015. Por supuesto que resultan gratificantes las historias de muchos niños y ancianos de la tierra de Bolívar que recuperaron la salud en Cuba. Sin embargo, la satisfacción del lector cubano se transforma en enojo cuando comprueba que a disposición de los venezolanos se pusieron varios centros hospitalarios que están vedados para los cubanos de a pie.
Se trata del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), el Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria Camilo Cienfuegos, la Clínica Cira García, el Complejo Científico Ortopédico Internacional Frank País, el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren), y el Centro Internacional de Salud La Pradera, lugar este último donde se inició la atención de los pacientes venezolanos en la isla.
De acuerdo con cifras mostradas en Dios, Chávez y Fidel, un total de 37 mil 122 ciudadanos venezolanos fueron ingresados en los referidos centros hospitalarios en el lapso antes expuesto, la mayor parte de ellos en La Pradera, el Centro de Retinosis Pigmentaria y el Ciren.
Lo más lacerante fue la manera en que se practicaba el apartheid. El propio Hugo Chávez, en un fragmento de su programa Aló Presidente, transmitido el 12 de enero de 2003 —incluido en las páginas de este libro—, dio cuenta de ello: “En una visita que hice a un centro médico allá en La Habana, a la que me acompañó el Presidente y Comandante Fidel Castro, fuimos los dos a visitar un hospital lleno de venezolanos. Incluso, él dio la orden de que los enfermos de Cuba los enviaran a otras partes para dejar ese hospital solo para venezolanos”. Claro, para que los cubanos no vieran los privilegios que a partir de ese momento gozarían los pacientes venezolanos.
Conviene recordar que semejante apartheid no comenzó con el convenio de salud entre Cuba y Venezuela. Uno de los tantos ejemplos de esa política excluyente fue la decisión de Fidel Castro de reservar el Ciren solo para pacientes extranjeros. Un hecho que marcó la ruptura con el castrismo de la doctora Hilda Molina, directora- fundadora de ese centro hospitalario.
Hubiese sido formidable que los autores de este libro, además de recopilar los testimonios de los pacientes venezolanos, incluyeran entrevistas con los cubanos que en aquella ocasión fueron sacados del centro médico que quedaba únicamente para los compatriotas de Chávez.
Pero no se puede pedir lo imposible. Elson Concepción es comentarista internacional del periódico Granma, mientras que María Elena Ruiz es colaboradora de otros órganos de prensa oficialistas.
Si en el futuro alguien recogiera el parecer de los cubanos que sufrieron semejante humillación, ese libro podría llevar el mismo título que el presente artículo periodístico.