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LA HABANA, Cuba.- Un tres, una armónica, una maraca-chequeré, y un improvisado bombo-cencerro en lo que otrora fue una cubeta plástica junto a su voz prima; son parte de los instrumentos del “Dúo Los Siete” que recientemente se ha sumado al cada vez más diverso grupo de artistas que amenizan en el Boulevard de Obispo, principal arteria comercial y cultural del Centro Histórico de la Habana Vieja.
Una cubeta plástica, una gruesa cuerda de nylon y un brazo de madera conforman una especie de bajo, llamado “chaguito” y único de su tipo en Cuba. Es el séptimo instrumento de este peculiar ensemble. Conversamos con estos músicos callejeros sobre sus orígenes y su ingenioso bajo.
¿De dónde proviene y quienes integran el Dúo Los Siete”
De la oriental Santiago de Cuba. El señor Westencidio es un artista de prestigio nacional e internacional, ha recorrido una buena parte del mundo con su folclor y se quedó en este formato. Dice que quiere tener algo auténtico y este es el más auténtico de los formatos que interpreta la música cubana. Y yo, Santiago Mustelier, que soy de San Luis, de la tierra de Cándido Fabré.
¿Alguna consideración sobre este instrumento?
Dicen algunas personalidades de la Escuela Nacional de Arte que este es el eslabón perdido en la música, este bajo desapareció hasta que surgió el “chaguito” con nuevos métodos y un corazón que, aunque viejo, todavía sabe expresar lo que lleva adentro.
¿Cuál es el origen de este bajo?
El origen de este bajo es el “bajo tierra”. Un orificio en el suelo, nos estábamos en tu casa cuatro o cinco días fiesteando en ese hueco con una yagua encima, una cuerda, o sea, una soga y una rama, tensaban y aquello hacía música para ese tiempo porque la música era muy lisa.
Cuando la música empezó a evolucionar y hacer las barbaridades que hacen los artistas con el diapasón, no se podía utilizar, hasta que surgió este “chaguito” que tiene un método escrito donde utiliza la tensión de aquel más la longitud de este, combinando estas dos cosas se puede incursionar en cualquier género de la música contemporánea en dependencia de las potencialidades que tenga el artista.
¿Por qué el Boulevard de Obispo?
Este lugar es uno de los que más nos acomoda para expresar el trabajo: es tranquilo, estamos aquí apartaditos, todo el mundo fluye, ve, disfruta, nos aplaude, nos acoge, y nos hacen vivir también.
Aquí, en el Casco Histórico, en la Habana Vieja hay un sistema donde personas con permisos especiales abonan una cuota para su contribución al presupuesto del Estado; permiso que aún no tenemos.
¿Tienen que abonar algo a la Oficina del Historiador?
Abonamos a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) a través de Turarte. Al no tener contrato, no tenemos tarifa, quizás con la autorización oficial nos pongan la tarifa.
¿Pertenecen a alguna empresa específica?
A la empresa Turarte, con toda la documentación de contratación, hacemos arte para el turismo, pero no hay presupuesto para el trabajo. Hemos preferido hacerlo en contacto directo con el cliente, que aporta lo que le nazca, le complazca y pueda y nosotros aceptamos con todo el amor esa oferta que nos hagan.
Así proyectamos nuestro trabajo mientras nos quede energía y sobre todo que esto llegue a integrar el plan de estudios de la Escuela Nacional de Música por tratarse de un bajo que rescata el origen de la música cubana, además de ser el bajo más austero de la tierra.
¿Cómo es posible que una empresa que trabaja precisamente para el turismo no tenga recursos para hacer contratos?
Ellos sí tienen medios, nosotros tenemos todos los papeles para contratar. Turarte es una empresa en la cual el artista tiene que autogestionarse los contratos. Si encuentra alguien que te contrate, firmas; ahora, si donde buscas trabajo no hay presupuesto, simplemente no pueden contratarte, hay que encontrar una empresa o entidad a la que le intereses y tenga presupuesto para hacer el pago en correspondencia con el valor del formato.
En Santiago de Cuba, no es posible; aquí en la Habana, no lo hemos encontrado.