LA HABANA, Cuba, 10 de enero de 2014.www.cubanet.org — Un chiste cuenta del cliente que introduce la tarjeta en el cajero automático, pierde su dinero y aparece en la pantalla: Su tarjeta se trabó correctamente. Gracias por utilizar nuestro servicio.
Resulta frustrante caminar decenas de cuadras, kilómetros a veces, hasta encontrar un cajero automático que funcione. Son máquinas diseñadas para dispensar una sola moneda, común en cualquier país, pero en Cuba se complica por existir dos monedas en circulación, que origina confusión a las máquinas por necesitar diversas operaciones. O no alcanzan las cuatro bandejas de dinero repartidas entre las dos monedas. O por frecuentes cortes eléctricos por más de ocho horas, que afecta las baterías. O desconexión de la red. O falta de cámaras de seguridad. O roturas por maltrato y actos vandálicos.396 cajeros para toda la Isla
Males nada nuevos, como lo refleja la trabajadora Mónica Quintero Lao, residente en Moa, Holguín. Intentó extraer seis pesos convertibles (divisa interna) en un cajero automático que no expidió el dinero ni lo pasó a la gaveta de rechazo, pero confirmó saldo de dinero entregado y rebajado. “He estado visitando o llamando al banco todos los días y ellos no saben aún dónde se encuentra el dinero que el cajero no me entregó”. (*)
Cuba, con casi doce millones de habitantes solo posee 396 cajeros automáticos, no siempre funcionando todos. Hay por provincias, 298 en La Habana (4 en Isla de la Juventud), 2 en Mayabeque, 14 en Matanzas, 10 en Villa Clara, 8 en Cienfuegos, 4 en Sancti Spíritus, 12 en Camagüey, 24 en Holguín y 24 en Santiago de Cuba. Mientras Pinar del Río, Artemisa, Ciego de Ávila, Las Tunas, Granma y Guantánamo no poseen ni un cajero. Máquinas insuficientes que no terminarán viejos problemas.
El usuario de la banca automática se siente impotente delante del cajero automático. Para muchos, especialmente ancianos y discapacitados, resulta una operación complicada. Piden ayuda a otro usuario o transeúnte que a veces los timan. Hay incertidumbre general: ¿Será el amigo que entregará correctamente mi dinero, o el monstruo que por equivocación, fallo eléctrico, o caída de conexión tragará la tarjeta, desaparecerá su salario o dispensará menos dinero? ¿A quién reclamar? ¿Cómo demostrar el robo? Después, ¡a sortear los interminables laberintos burocráticos con esa, una de las tantas penalidades del cubano!
(*) [En: ¿Dónde está mi dinero?, Trabajadores, 10-09-12].