LA HABANA, Cuba -La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha anunciado para los cubanos la continuidad del viaje, sin trasbordo, por los trillos de la miseria.
Inflación, improductividad, carestías y bajos salarios, son parte de los productos que continuarán en las vitrinas del socialismo sin las sombras del racionamiento.
Anteriormente al informe de la CEPAL, el presidente de la Comisión de Implementación de las reformas económicas del Gobierno, Marino Murillo Jorge, había dado las claves del estancamiento.
En sus intervenciones no faltan los llamados a acabar con las chapucerías y la indolencia en aras de lograr avances en la reestructuración económica.
Según el funcionario, por la ineficiencia de los trabajadores agrícolas es que el Producto Interno Bruto (PIB) sigue sin despuntar.
Si de algo no carece Murillo, sus jefes inmediatos y quienes lo ayudan en la fiscalización de las llamadas actualizaciones del modelo socialista, es del hallazgo de chivos expiatorios.
Siempre habrá personas o instituciones donde descargar las culpas que en realidad se originan en la inercia de una clase política cuyo propósito final es la conservación de sus intereses.
La esencia de los problemas se localiza en las ambigüedades de las transformaciones.
Mientras no se liberen, sin cortapisas, las fuerzas productivas y los medios de producción dejen de ser patrimonio del Estado, es absurdo esperar un salto hacia la normalidad en términos económicos y financieros.
Censurar al campesino por el desastre es vergonzoso. Bastante frente hacen a los despropósitos de la burocracia.
Está claro que la tierra para que fructifique necesita de la propiedad privada. Así que continuar desconociendo esa verdad de Perogrullo es sinónimo de que el atraso prevalecerá al margen de la retórica que los gerifaltes del poder sacan en los tribunas con los membretes del triunfalismo.
Los cubanos tenemos plena conciencia de que el 2013 será otro año perdido. No nos detenemos a pensar en los estimados de la CEPAL; basta con enfrentar cada día la miseria, sin bozal y con rabia, para convencernos de la habitual desesperanza en un futuro menos sombrío.
El panorama apunta a un nuevo descenso en el nivel de vida. La economía crecerá solo 1,4%, la mitad de lo previsto, al cierre del año en curso, según han afirmado los expertos del organismo regional.
Para el 2015, es muy posible que se repita la nota discordante. No sería nada extraordinario. Solo otra confirmación de que al régimen le importa un comino sacar al país del bache en que se encuentra.
Seguramente Murillo y sus colaboradores ya andan en la nominación de los culpables.
Un ejercicio de rutina en esta tragicomedia que ha excedido el tiempo en cartelera.
El final se acerca, pero, ojo, en cámara lenta.