LA HABANA, Cuba.- Este sábado 22 de agosto se inicia en Beijing el XV Campeonato Mundial de Atletismo, uno de los eventos más importantes en el calendario deportivo del presente año. La delegación cubana a esa cita la conforman 34 atletas, de ellos 18 hombres y 16 mujeres.
Si nos dejamos llevar por ciertos aires triunfalistas que soplan en los medios deportivos cubanos, este certamen de la capital china podría constituir un éxito para los atletas de la isla, y de paso mostrar la supuesta pujanza de ese deporte en Cuba.
Los que piensan de esa manera olvidan que, en lo fundamental, las esperanzas cubanas para este mundial se centran en el desempeño de tres figuras, que poseen las mejores marcas mundiales del año en sus correspondientes disciplinas: la pertiguista Yarisley Silva, la discóbola Denia Caballero y el triplista Pedro Pablo Pichardo. Los tres ganaron medallas de oro en los Panamericanos de Toronto, cundo exhibieron su mejor forma deportiva. Sin embargo, no sería la primera vez que varios de nuestros deportistas arriban a la competencia principal del año después de abandonar la fase óptima de su rendimiento atlético, y si eso sucediera ahora en Beijing con el citado trío, sería funesto para la delegación de la isla.
Porque del resto de la representación cubana, muy poco se puede esperar. Tal vez sean el verdadero rostro de nuestro atletismo; un deporte que ha venido en picada durante los últimos tiempos, lo mismo en Campeonatos Mundiales, Juegos Panamericanos y otros eventos de menor jerarquía.
En los Panamericanos de Guadalajara 2011, por ejemplo, los atletas cubanos obtuvieron 18 medallas de oro; cuatro años después, en Toronto 2015, solo cinco atletas cubanos ascendieron a lo más alto del podio de premiaciones. En cuanto a las citas mundiales, desde el año 2009 cuando la saltadora triple Yargelis Savigne (por cierto, nunca más hemos sabido de ella) ganó la medalla de oro en Berlín, ningún otro atleta cubano ha conquistado un título mundial. En Daegu 2011 se obtuvieron cuatro medallas: una de plata y tres de bronce. Por último, en Moscú 2013 se bajó la cosecha: tres medallas, una de plata y dos de bronce.
Mas, la gota que colmó la copa aconteció en días pasados en el Estadio Nacional de Costa Rica, durante el Campeonato Norte, Centroamericano y del Caribe de Atletismo. Allí, sin la presencia del trío Yarisley-Caballero-Pichardo, quienes cumplían un entrenamiento especial en Europa, solo el martillista Roberto Janet alcanzó la medalla de oro. Es decir, que buena parte de la delegación atlética que estará en Beijing no pudo triunfar en una competencia en la que Cuba siempre había escalado hacia posiciones cimeras en el medallero.
Aunque en menor grado que el béisbol y el boxeo, por solo citar dos casos, el atletismo no ha estado exento de las deserciones que han diezmado al deporte cubano. En este sentido sobresale el vallista corto Orlando Ortega, quien después de abandonar la isla se ha ubicado entre los grandes de su especialidad, al extremo de poseer la mejor marca mundial del año en los 110 metros con vallas. Tampoco podemos ignorar los malos manejos financieros de los que dirigen el atletismo cubano, denunciados en su momento por el ex recordista mundial Dayron Robles.
Veremos, pues, si el destello que pueda brotar del citado trío es capaz de hacer olvidar por un momento la sombra que se abate sobre una especialidad que antaño sentó pautas en el movimiento deportivo cubano.