LA HABANA, Cuba. -Perduran en nuestra vida diaria los célebres apagones, hoy día con un pelaje distinto: el de las reparaciones.
Los apagones, pese a la importancia que le concedía Lenin a la electrificación, siempre han acompañado al socialismo, donde quiera que brote éste. Ahora el gobierno de la Isla nos los vende como un mal necesario y para nuestro beneficio.
En la Cuba castrista los apagones existen, de forma sistemática, desde finales de 1969, cuando a Fidel Castro se le ocurrió uno de sus mayores disparates: hacer en 1970 una zafra gigante, de 10 millones de toneladas de azúcar, lo que según afirmaba, salvaría la economía, nos sacaría del subdesarrollo y resolvería todas nuestras preocupaciones.
Fue en la década del 70 que los soviéticos, encargados por entonces de la recuperación económica del socialismo cubano, quienes le sugirieron la idea máximo líder, con el fin de obtener algunas divisas para satisfacer sus antojos.
La reventa de parte de los 150,000 barriles diarios que los soviéticos traían de Bakú en grandes cargueros fue una proeza logística, y se mantuvo, de forma casi clandestina, hasta que ocurrió el desplome de la Unión Soviética.
Entonces, cuando ya no vino más el petróleo de Bakú, aparecieron los infaltables apagones de hasta doce horas diarias en La Habana, y de 18 en el resto de la isla. Según nos dijo Castro, esto y todo lo demás era por culpa del imperialismo yanqui.
Pero en el año 2000 llegó -como Deux ex machina- el hoy difunto Hugo Chávez y los apagones disminuyeron, toda vez que el suministro de petróleo procedente de Venezuela sobrepasó los 100,000 barriles diarios.
Con los 12 mil millones de dólares anuales promedio que aún regalan los chavistas a los Castro, se hicieron inversiones importantes en la generación eléctrica, no en beneficio del pueblo, sino del turismo, una de las pocas fuentes de divisas frescas conque cuenta el régimen.
Aun así, los apagones se mantuvieron de modo intermitente, hasta que al ministro de Energía se le ocurrió la feliz idea (para el régimen) de justificar los cortes de electricidad con las reparaciones del tendido eléctrico y la sustitución de postes.
En lo tocante al “ahorro” de petróleo, estos apagones son tan promisorios como un pozo del Lago Maracaibo. Por supuesto que ocurren siempre en barrios donde no hay hoteles, centros de diversión para turistas, tiendas importantes o residencias de la nomenclatura.
Aplicando una formula simple, con este truco de los apagones, de los más de 100 000 barriles diarios que recibe de Venezuela cada día, el régimen cubano dispuso, solo en el año 2008, de unos 84 084 barriles diarios de petróleo para venderlos en el mercado internacional.
Por su bajísimo costo de obtención, esta reexportación siempre reporta buenas ganancias, independientemente del precio que tenga el petróleo en el mercado internacional. El régimen castrista se sabe defender a la hora de buscar dinero.
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