LA HABANA, Cuba.- La Oficina Nacional Tributaria del municipio Playa radicó desde su fundación en la calle Séptima y 62, pero ha cambiado de lugar sin dejar un anuncio, y provocó que muchos ciudadanos tuviéramos que indagar en otras dependencias de los alrededores , por la nueva dirección. Pero nadie sabe nada.
Luego de un periplo por dependencias del municipio, encontramos la respuesta en el Puesto de Mando de Epidemiología, gracias a una mujer solidaria que estaba de guardia en aquel momento. A través del teléfono y apoyada en su lista de contactos, realizó una minuciosa búsqueda hasta encontrar la oficina en avenida 41 y 72, en los bajos de un edificio, a una cuadra del hospital Oftalmológico “Pando Ferrer”.
En la espera de media hora, mientras se desocupaban las líneas, o intentaba otra vez con otro número, la funcionaria me contó interioridades del Puesto de Mando y la situación epidemiológica del municipio. (Nos reservamos la identidad de la mujer por razones obvias).
Me contó que llevaba 26 horas de guardia ininterrumpidas y aún no le enviaban el relevo. Habían declarado la “Alerta Roja” en la capital por dengue y cólera; incluso hay fallecidos. Todas las instituciones de la provincia en ese momento estaban enfrascadas en la batalla contra las pandemias. Dijo que “la cosa está tan mala, que quien tome agua sin hervir, coma en cafetería o restaurante particular, o del Estado, sin la higiene requerida, o duerma sin mosquitero, puede considerarse un suicida”.
Aquella era su última guardia. Después saldría de vacaciones hasta septiembre y eso la consolaba. Estaba sumamente agotada, con la casa virada al revés y desatendidos sus problemas personales, que intentaría resolver en los próximos días.
Agradecí su ayuda y le deseé unas “felices vacaciones”, así entre comillas. Luego la recordé cuando mi vecino Eduardo Macías me relató el drama vivido por un matrimonio ingresado por dengue en el hospital Clínico Quirúrgico.
Hay que guardar un billete de diez
Julio y Niurka contrajeron dengue en Santa Fe y fueron trasladados al hospital, pero cuando llegaron las salas estaban abarrotadas. Esa mañana habían fallecido dos personas y el terror se había apoderado del lugar. Julio y Niurka se sentían muy mal, con fiebre alta y temblando de pies a cabeza. Les dolían las articulaciones. No podían sostenerse en pie. Pensaron que iban a morir allí, en el pasillo, pero un enfermero les dijo que por 10 CUC (equivalente al dólar) podía conseguirle una cama, en un aula del hospital que acaban de habilitar para poner los sueros.
-Aunque era el único dinero que llevaba, no lo pensé dos veces –contó Julio a mi vecino.
Estuvieron 11 días ingresados, hasta la recuperación. Ahora en casa, Niurka ha quedado traumatizada con el mosquito. Dice que cada vez que ve uno piensa que es el asesino. Y Julio, que por si las moscas, guarda siempre un billete de 10 CUC.