SANTIAGO DE CUBA, 29 de julio de 2013, www.cubanet.org.- A 60 años del asalto al cuartel Moncada, Raúl Castro volvió a hablar más de lo mismo: ratificar la continuidad del socialismo. Con una dicción por momentos errática, traspapelando páginas -“me volé una hoja”-, asombró cuando dijo que parecería “un milagro que estemos vivos”.
La prensa oficial demoró hasta el 25 el horario de la conmemoración, pero resultaba obvio que el acto sería en la mañana: “no querían que el sol le diera en la cara a Raúl como aquel 26 de julio en Holguín” –dijo un carpintero santiaguero. No obstante, el anciano general, con espejuelos oscuros, cambiaría la gorra con cuatro estrellas por un sombrero de yarey.
El vicepresidente Díaz-Canel iba de sombrero blanco.
Decenas de guardias cerraron las calles de acceso al Moncada. Raúl Castro llegó a las 7:10 am acompañado por el presidente uruguayo José Mujica y su esposa, la senadora Lucía Topolansky.
Poco antes, había entrado el venezolano Nicolás Maduro; tras él, los gobernantes de Bolivia y Nicaragua, el canciller de Ecuador y los primeros ministros de las islas caribeñas, Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y Granadinas y Santa Lucía; uno por uno –antes que Raúl– pronunciaron sus alabanzas a la revolución.
“Yo no me explico cómo el presidente de Uruguay puede decir que solo es posible el mundo si se respeta lo diverso. Acaso no sabe, Mujica, que en Cuba el que no esté de acuerdo con los comunistas vale menos que un negro en el apartheid de Sudáfrica”, dijo un ex maestro bayamés.
Chávez y Fidel me consolidaron, aseguró Evo Morales en la tribuna, aseveración de la que un profesor de la Universidad de Oriente comentó: “Yo creo que sí, él tiene toda la razón: sin Fidel Castro y Hugo Chávez, Evo Morales no fuera presidente de Bolivia”.
El señor Spencer, primer ministro de Antigua y Barbuda: Hoy puede decirse que Cuba es una superpotencia en materia de educación y salud. Una santiaguera, madre soltera de dos hijos pequeños opinó: “Él no ha ido a los hospitales que vamos nosotros, él no sabe lo que es tener un niño o un viejo enfermo sin medicinas”.
Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas: El imperio respalda a la mafia en Miami y se opone a la revolución cubana. Un economista en Puerto Padre opinó de esta festinada afirmación: “Tendríamos que preguntar a Gonsalves qué él entiende por el vocablo mafia y qué entiende por la palabra revolución. Quizás ni en Miami existe tal mafia ni en Cuba tal revolución”.
Raúl Castro, en su discurso, destacó que el 50 por ciento de las viviendas de Santiago de Cuba fueron afectadas por el huracán Sandy y que solo el 42 por ciento de ellas habían sido reparadas.
Según Raúl, el 58 por ciento permanece como el huracán las dejó, unas sin techos, otras sin paredes.
Si en Santiago de Cuba había unas 160 mil casas antes del huracán, ¡caramba, General!, entonces hay 145 mil almas en la segunda ciudad más grande del país necesitadas de techo y abrigo. ¿No debería hablar de eso antes de hablar de política?
Raúl Castro, por los 60 años del asalto al cuartel Moncada, habló 33 minutos sin nada nuevo que decir. Lo mismo fueron los discursos de los mandatarios invitados. ¡Y con tanto que decir que tienen los Santiagueros!
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