LA HABANA, Cuba. -Le haría una sola pregunta. Sería como entrevistar a un cruel y viejo león en su guarida, de donde tal vez yo no saldría ilesa.
Mejor me quedo con las ganas, como le ocurrió al periodista estadounidense Larry King, de la CNN, quien antes de retirarse, declaró a la prensa su deseo de entrevistar al bandido Osama Bin Laden, al célebre estafador Bernard Madoff y a Fidel Castro, por haber gobernado un país durante más tiempo que nadie.
Imagino las preguntas que le hubiera hecho el colega King al nonagenario tiranosaurio, ya fuera de escena. Los periodistas norteamericanos, como disponen de tanta libertad de prensa y de expresión, hacen preguntas que desarman a cualquiera. Saben penetrar en los rincones ocultos del alma, para vencer, como el mejor gladiador, por muy astuto que sea el entrevistado.
Algo que ha llamado mucho la atención sobre Fidel Castro, es que siempre, desde las calendas griegas, ha preferido conceder entrevistas a periodistas extranjeros que han logrado celebridad, mostrando un desprecio evidente hacia los cubanos periodistas o escritores consagrados, como por ejemplo Gabriel Molina, Luis Báez, Pablo Armando Fernández, Roberto Fernández Retamar y muchos otros.
Por los años en que se sintió el macho de todas las mujeres, se inclinó salvaje y eróticamente por las féminas de medios de prensa importantes. Aceptó, muy complacido, a norteamericanas que fueran bellas, rubias, con ojos claros y capaces de hacerle preguntas que le alborotaran la libido.
Barbara Walter lo entrevistó en dos ocasiones. La primera, en 1977, Fidel terminó aceptando, cogido por sorpresa ante la belleza, el glamour y la audacia de Bárbara, que en Cuba no había libertad de prensa ni de expresión.
María Schriver, en 1988, escuchó de labios de Fidel que hubiera preferido ser un hombre común, tomándose un helado en una esquina.
María Elvira Salazar es la única periodista de origen cubano y
radicada en Miami que lo ha logrado entrevistar.
En la Sierra Maestra lo entrevistaron también famosos reporteros norteamericanos como Herbert L. Matthews, de quien se burló más tarde, al confesar que lo había engañado.
Unos meses después, mientras el mismo Che Guevara, a través de su emisora Radio Rebelde, respondía a los periodistas cubanos que solicitaban entrevistar a Fidel, que éste estaba muy ocupado en la guerra, el actor de Hollywood Errol Flynn y él, durante días, sostenían largas charlas entre tragos y tabacos. El objetivo del líder guerrillero era seguir siendo noticia en Estados Unidos.
Pero no todos los entrevistadores lograron obtener éxito con sus entrevistas al dictador caribeño. Oliver Stone, quien conversó largas horas con el líder máximo, filmó una película titulada Comandante, que ha sido prohibida en Cuba. Las razones son conocidas por muchos. Stone fue demasiado indiscreto y Fidel, poseído de su amor excesivo de sí mismo, fue demasiado sincero. Dejó claro que comer camarones enchilados en Cojímar, era mejor que casarse con una mujer.
Pero quien le puso la tapa al pomo fue el periodista Jeffrey Gilbert, casualmente otro famoso periodista estadounidense, quien en su conversación con Fidel, le hizo decir que ¨el modelo cubano ya no funciona ni en Cuba¨. No importa que luego el Jefe Omnímodo alegara que Gilbert escuchó mal.
Lo dicho, comprobado está.
Y por último, si yo entrevistara a Fidel, como dije, le haría solo una pregunta:
-A principio de este mes, usted, Fidel Castro, se refirió a su derecho a ser marxista-leninista, una muestra de su personalidad obsesivo-compulsiva, conocida como anancástica, razón por la cual usted se convirtió en el dueño de Cuba. Sin embargo, ¿por qué entonces teme que se organicen en un partido ese millón y mucho más de cubanos que en las elecciones pasadas se mostraron opuestos al marxismo-leninismo?