LA HABANA, Cuba. – A un cuarto de siglo de la caída del Muro de Berlín, que sintetizó el colapso de los regímenes comunistas en Europa oriental, vio la luz el libro El derrumbe del socialismo en Europa (Editorial Ciencias Sociales, La Habana 2014) del doctor en Ciencias Económicas José Luis Rodríguez García.
¿Por qué demoró tanto el señor Rodríguez en escribir este libro?, podrían preguntarse algunos. Es verdad que durante mucho tiempo desempeñó importantes responsabilidades en el gobierno cubano, como la de ministro de Finanzas y Precios de 1993 a 1995, y después ministro de Economía y Planificación en el período 1995-2009. Obviamente, esas labores pudieron restarle tiempo a la investigación académica.
Sin embargo, no son pocos los que aprecian con suspicacia la coincidencia entre las reformas económicas ‘raulistas’ y la aparición de este libro del señor Rodríguez -actual asesor del oficialista Centro de Investigaciones de la Economía Mundial-, que por estos días circula en varias librerías habaneras.
El libro enfatiza en la situación económica que presentaban la Unión Soviética y sus aliados de la denominada “Comunidad Socialista” antes de 1989, y también en las transformaciones que experimentaron esas economías una vez que esas naciones abandonaron definitivamente la ideología marxista-leninista.
En ese contexto el ex ministro insiste en que todas las reformas pro mercado que tuvieron lugar en esos países, desde la Nueva Política Económica (NEP) aplicada por Lenin en 1921, hasta la Perestroika ‘gorbachoviana’ y las medidas liberalizadoras de Europa oriental, no hicieron más que crear las condiciones, de una u otra manera, para la destrucción de la sociedad socialista.
En ese sentido escribe lo siguiente: “No puede pasarse por alto que las precarias condiciones económicas que presentaban en 1989 los países de Europa oriental no se podían atribuir solo, ni principalmente en muchos casos, a deficiencias del modelo socialista vigente, sino que eran consecuencia también de las propias reformas económicas con una orientación de mercado que se introdujeron en esas mismas economías a contrapelo del modelo socialista, exacerbando las contradicciones presentes en su funcionamiento” (pag.200).
En otra parte del libro, y refiriéndose a la creación de cooperativas no agropecuarias en la Unión Soviética a raíz de las reformas emprendidas por Mijail Gorbachov, Rodríguez García suscribe el criterio de varios autores en el sentido de que “la creación de cooperativas fuera del sector agrícola no engañaba a nadie en la Unión Soviética, ya que era un hecho reconocido que se trataba de empresas privadas, disfrazadas de empresas socialistas” (pag.64).
Curiosamente, en la más reciente reunión del Consejo de Ministros, el General-Presidente y su equipo de funcionarios que implementan la actualización del modelo económico cubano se mostraron preocupados por los problemas que afrontan las cooperativas no agropecuarias. Finalmente, el cónclave se pronunció por no masificar la creación de esas cooperativas, no acelerar el paso en esa labor, y esperar para cogerle el ritmo a los acontecimientos.
¿Habrán leído el libro de José Luis Rodríguez el señor Marino Murillo y el resto de los asesores económicos del gobernante Raúl Castro? Es muy probable que la respuesta sea positiva.