LA HABANA, Cuba -Cuando los periodistas oficialistas comentan en la prensa nacional los programas que se transmiten en la pequeña pantalla cubana, la emprenden a palos con las telenovelas capitalistas, sobre todos con las brasileñas, producidas por Globo y no dan pie con bola a la hora de explicar por qué logran atrapar a millones de cubanos.
Pedro de la Hoz, que además de periodista es líder político, advirtió que la recién finalizada Avenida Brasil, de Globo, posiblemente la más gustada de todas las que se han visto en el canal Cubavisión, la calificó de ¨ fatigosa y reiterativa de la mitad hacia adelante¨.
Pero, no se pregunta por qué las telenovelas producidas por Globo, y otras importadas de México, Colombia, España, Corea del Sur, gustan más a la población cubana que las de factura nacional.
Para explicarlo habría que referirse a asuntos muy dolorosos para los cubanos, que ponen en tela de juicio a esas telenovelas nacionales donde se ven los rostros de conocidos, queridísimos y excelentes actores nuestros, porque estamos hastiados de nuestros propios enredos sociales, producto de la dictadura militar en la que vivimos. No queremos ver nuestra miseria diaria y nuestra multitud de problemas sociales también en la televisión, queremos que la televisión nos ayude a escapar de ellos por unos minutos, y una novela que se desarrolle en Cuba y no la muestre nos resulta increíble.
Ayer, una vecina mía, Leonor Martínez, una mujer nacida después de la Revolución de Fidel Castro, que no ha viajado ni a Guanabacoa, que vive casi en extrema pobreza, arañando el asfalto en busca de algún dinero diario, porque vende cualquier cosa que le den a vender, me dijo que le gustaban las telenovelas de Brasil, porque así se da cuenta de cómo se vive en un país
capitalista, donde no se oye hablar tanto de ¨los cinco héroes¨, del picadillo de soja, del dengue, de la libreta de racionamiento, donde la gente trabaja con ganas, porque se puede vivir con un salario.
Y luego agregó: Cuando veo las aceras y las calles de Brasil y luego veo las de mi barrio, es que lo comprendo todo mejor: en el capitalismo hay esperanza, hay desarrollo.
Cuando mi vecina se aleja, me quedo pensando. ¿Será esa la razón para que todos: viejos, jóvenes, niños, militares, dirigentes políticos, profesionales…, abandonen cualquier cosa que estén haciendo porque no se pueden perder un capítulo de la novela brasileña?
¿Será posible que Pedro de la Hoz y comparsa, nunca se hayan dado cuenta de esto? Por supuesto que decirlo podría costarles el puesto.
Pedro de la Hoz sólo puede decir que las novelas brasileñas son ¨torbellinos¨, ¨de pobres escenitas¨, ¨de atmósfera envolvente¨, ¨de drama truculento¨. Se va por la tangente el colega, para no decir que si el pueblo cubano prefiere las novelas de Globo, es porque en ellas se respira aires de libertad, porque en ellas se ve la democracia tal como debe ser, porque se ve el capitalismo al desnudo, con su comercio dinámico y prospero, igual que aquel que Fidel Castro hizo desaparecer de una patada a inicios de su Revolución y que el hermano sucesor está tratando inútilmente de resucitar.
En fin, que la preferencia de los cubanos por las telenovelas de Brasil y de esos otros países democráticos, pudiera representar ese Plebiscito que la dictadura castrista no se atreve a hacer, porque tiene muy presente el fracaso de Pinochet, cuando este perdió el que hizo en Chile, en 1988.
En estos días comenzó la televisión cubana a transmitir la nueva telenovela brasileña Paraíso tropical, donde aparecen emprendedores empresarios y su protagonista Paula, que busca empleo para alquilar un apartamento, algo que a nuestros jóvenes les resulta imposible lograr.
Al verla los cubanos soñarán que quizás algún día ellos puedan hacer lo mismo.