MIAMI, Florida, junio, 173.203.82.38 -Hace pocas semanas fue publicado en Cubanet un interesante artículo bajo el sugerente título La prensa que necesitamos. El escrito, firmado por David Canela Piña, expone la necesidad de una variedad informativa hasta ahora inexistente en la isla. El periodista independiente aboga además por la libre circulación de la prensa extranjera y el acceso a Internet, destacando en particular la necesidad de abrir espacios informativos que sirvan a la incipiente economía privada como medios de promoción e incentivo.
Es bueno que comience a abrirse en Cuba un debate sobre la calidad de información necesaria en un modelo de sociedad abierta, el papel que en ella jueguen los medios de comunicación, los comunicadores así como la preocupación por la disponibilidad de fuentes accesibles a todos los intereses, el comercial incluido. Llegado este punto no debe perderse de vista lo que en materia informativa es primordial para un país que ha vivido medio siglo bajo sistema totalitario.
Es indudable que en estos momentos en Cuba existe una mayor intuición sobre las realidades en que se mueve el mundo actual, tan complejas como variables. Esto a pesar de las limitaciones informativas existentes en la isla, donde se aprecia una inquietud creciente sobre el mañana desde las más variadas perspectivas y aspiraciones. Uno de los principales anhelos por cumplir es precisamente el disfrute de las libertades de expresión e información, temas críticos en buena parte de la sociedad global.
No son pocas las sociedades con elevado nivel de desarrollo y amplitud de garantías políticas donde se alza el clamor en defensa de la importancia del periodismo y la conservación de sus valores. Otras en las que la democracia existe de manera nominal se exhiben altas cuotas de riesgos y retos para el trabajo de la prensa. Una labor que cobra trágicos tributos en sitios en los que la libertad de prensa, entre otros derechos, todavía es un anhelo por cumplir.
La cantidad de periodistas muertos en el desempeño leal de su rol alcanza cifras preocupantes. Los números adquieren valor crítico en casos como el de México, Honduras o Colombia. En el país azteca más de 60 periodistas han sido asesinados en la última década- doce en lo que va de año- por denunciar la fuerza establecida por los capos del narcotráfico y los corruptos de la política.
No es la violencia directa la única amenaza que enfrenta el periodismo moderno. La banalización, el amarillismo y la autocensura impuesta por los grandes intereses que terminan en convertirse en una mordaza para el ejercicio de la libertad de opinión o una barrera que imposibilita cualquier proyecto informativo hecho de manera culta e inteligente, son algunos de los aspectos que inciden contra la buena prensa.
Finalmente el mismo desarrollo tecnológico que significan internet y las novedosas redes sociales de comunicación están poniendo en un dilema el futuro del periodismo. En este punto el desafío proviene del apabullante empuje digital a través de las páginas web, la información electrónica que se vierte casi al momento de suceder los hechos, la desaparición acelerada de publicaciones en papel sustituidas por el marco electrónico, que hacen pensar en una prensa tradicional con los días contados.
En días recientes los medios españoles han colocado en discusión abierta los diferentes problemas que afectan al gremio periodístico y que son comunes para sus colegas en cualquier parte del planeta. Carmela Ríos, Soledad Gallegos, Fran Llorente y muchas otras voces autorizadas del mundo informativo en España se han alzado con fuerza reclamando el justo lugar, la atención y la importancia del periodismo como instrumento vital en el desarrollo de cualquier sociedad civil. Entre los puntos más discutidos se encuentra el criterio sobre el llamado periodismo ciudadano presentado como un medio eficaz y rápido de información capaz de suplir la necesidad del informador profesional.
Sin periodistas no hay periodismo. La afirmación hecha por Carmen del Riego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, se ha convertido en un lema recurrente en una campaña en favor de la dignidad de esta profesión. Del Riego no ha vacilado en sentenciar que el llamado periodismo ciudadano no es periodismo, como tampoco lo es Internet o los blogs. Vías eficaces para expresar opiniones pero que jamás serán periodismo. La periodista cuestiona de igual manera a los medios que subestiman la labor del informador del que esperan obtener un trabajo gratis o mal remunerado.
“Los periodistas somos necesarios, hoy más que nunca, por la complejidad del mundo en el que vivimos.” afirma del Riego quien en su apelación al ingenio, la curiosidad o el sentido común como características que tiene que mantener un informadora, aclara que dichas cualidades no hacen que su poseedor se convierta en un periodista per se. “Para ser periodista se necesita también unos conocimientos del mundo, de la redacción, de la ética, que son los que te convierten en periodista. Un smartphone es un artilugio muy útil para un periodista, como lo es para un comercial que se dedica a vender quesos, pero no por eso te conviertes en periodista.”
No se queda Carmen del Riego en la crítica a los medios y al equívoco sobre el papel del informador sino que apela para que este nunca deje de estudiar, de sorprenderse, de leer y ver la realidad de manera que pueda explicarla en todo su verdadero sentido al resto de la sociedad. “Que no se crea protagonista de nada, porque no lo es, sino mero intermediario entre la realidad y los ciudadanos, explicándosela y haciéndosela más fácil de entender.”
Un periodista, acota del Riego, debe valorar su independencia, compromiso honesto con los ciudadanos y vencer los temores a enfrentar los poderes, sean políticos o de intereses económicos entre otros. Además debe respeto a unas normas que no son nuevas y que conforman las reglas de oro del periodista en su trabajo. Entre ellas destaca la confirmación de los datos al menos por dos fuentes o atender a criterios de interés periodístico para el ciudadano. En resumen credibilidad, interés, veracidad y estar en la calle formando parte de esas historias que se convierte en noticia y algunas veces en Historia.
Aspectos y cuestiones que deberá tener presente el periodismo que se desarrolla en la Cuba democrática que se viene forjando. En ella serán imprescindibles no solo los medios que representen diversos puntos de vista y criterio, cualquiera que sea su ideología. Al margen tendrá que preservarse el periodismo comprometido de una prensa independiente que no se deje tentar por las comodidades ni evite los riesgos, sino que asuman estos en interés de los desfavorecidos que siempre habrá en cualquier realidad. Un periodismo que deberá tener en cuenta los retos que impone el mundo de hoy a la dificultosa labor del informador riguroso y honesto en pro de los que carecen de voz o ni siquiera conocen que tienen derecho a ser escuchados.