CARACAS, Venezuela, julio, 173.203.82.38 -Cuando Oswaldo Payá Sardiñas vino a Caracas no imaginó que quince años después, un 24 de julio, cumpleaños de El Libertador Simón Bolívar, iba a recibir cristiana sepultura en la ciudad de La Habana, otra víctima de ese proceso prolongado y doloroso que vive Cuba y su pueblo para alcanzar la libertad.
La obra de Paya estará ligada a los momentos estelares de la Patria cubana que él contribuyó a cambiar con su la original iniciativa del Proyecto Varela. De Payá nos queda esa hoja de servicios de los hombres que se dedican a salvar a otros, a predicar con el ejemplo, a entregarse en cuerpo y alma a la meta de buscar la salida pacífica y democrática a la situación de Cuba.
Evaluar la obra humana de Payá es difícil porque está ligada a procesos que se encuentran en pleno apogeo. Su desaparición física es invaluable porque conseguir líderes, hombres de la talla moral y el compromiso con la lucha por alcanzar la democracia y la libertad desde la constancia de la evolución de las ideas, no es fácil. De enfrentar las adversidades cotidianas y los golpes bajos que la lucha política y social imponen y que con Payá se rompió ese molde al no dejarse rebasar por las condiciones adversas. Por ese empeño a finales del 2002, la Unión Europea lo galardonó con el Premio Sajarov, su máxima distinción en la rama de los derechos humanos.
Hasta La Gavina, un lugar conocido como La Curva un pequeño caserío a quince kilómetros de la ciudad más emblemática de Cuba, símbolo de la resistencia, Bayamo, Ciudad Monumento, próxima a la tierra histórica donde cayó el apóstol José Martí, en Dos Ríos. ¡Hasta allá fue a morir Payá! Oswaldo fue original, hasta en la hora de la muerte. Este hombre que obligó al régimen cubano a realizar un referendo y “blindar la Constitución” que hasta ese momento permitía a los cubanos recoger firmas para cambiar aspectos legales. Por eso, Payá y Cepero están con Martí y con Varela a la diestra de Nuestro Señor abogando por la Patria, haciendo labor de conciencia desde el martirologio al que hoy es imprescindible acudir.
Del “grupo de los 75”, los presos de la llamada “primavera negra” del 2003, Pedro Pablo Álvarez, fundador del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos, (CUTC) expresó de Payá: “Era un hombre extraordinario, no era el clásico carismático pero sí muy humano y sensible con los problemas sociales que confrontan los cubanos. Un hombre muy sano, valiente y de fuertes convicciones cristianas, era tan sencillo que a veces tú olvidabas quién de verdad era él, le gustaba la música rock y compartir con nosotros en una fiesta, tomarse unas copas como cualquier ser humano. Yo hablaba con él a menudo y me decía: en vez de darte ánimo yo a ti eres tú el que me lo das a mí. Yo sabía que él hubiera querido ser uno de los 75 y para que no se amilanara le daba ánimo y le decía, tú estás peor que nosotros porque estás a merced de esta gente, así que tienes que cuidarte más, a nosotros nos cuidan ellos que nos tienen encerrados. Por otra parte como trabajador tenía que trabajar todos los días y a veces más que otros trabajadores, porque él mantuvo su trabajo, su relación laboral, era ingeniero de equipos electromédicos en un hospital y a veces de madrugada tenía que hacerlo, no me imagino cuántos equipos habrán roto ellos para entretenerlo. Payá era un hombre extraordinario, yo sólo admiro a Cristo, no sigo hombres pero Oswaldo era algo especial como ser humano. Hemos perdido al mejor hombre de la oposición. No digo que en el país no haya otros igual o parecidos, pero en la oposición como él no lo hay. Sé que surgirán muchos Payá, confío en los cubanos, hay muchos y buenos. Siempre le decía a él que yo hacía oposición sin la oposición porque los verdaderos opositores están en el pueblo, y es así, hay muchos que hacen su labor calladamente. Hoy el relevo generacional es un imperativo”.
Desde la Solidaridad de Trabajadores Cubanos, el Movimiento Cristiano Liberación (MCL) de Oswaldo Payá tuvo el apoyo incondicional de su militancia al Proyecto Varela y la visión reciproca de entender la importancia del sindicalismo desde una perspectiva humanista y de compromiso patrio. Relación de amistad y solidaridad mutua que se mantiene y fortalece en las actuales circunstancias.