CONNETICUT, EE UU, mayo, 173.203.82.38 -“Miembros del exilio cubano y el senador demócrata de Nueva Jersey, Bob Menéndez, criticaron el viaje de la hija de Raúl Castro a EU para participar en el XXX Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA) que se realizará en San Francisco (California) del 23 al 26 de mayo”.
Comentarios como éste han aparecido en diversos medios de información desde que el Departamento de Estado, a cargo de la ex primera dama Hillary Clinton, accediera a otorgar el visado correspondiente a Mariela Castro, directora del Centro de Educación Sexual de Cuba e hija del dictador de turno Raúl Castro Ruz. “Nosotros no relacionamos la política de emisión de visas en casos como éste con nuestra relación general con los países en el plano económico, político y de derechos humanos”, señaló la portavoz de este departamento, la señora Victoria Nuland en conferencia de prensa, a propósito de las críticas originadas por el controversial otorgamiento de las visas. Sus comentarios no dejan dudas de que para la actual administración norteamericana poco importa lo que ocurre a 90 millas de sus fronteras, si este gesto de “buena voluntad” conviene a sus intereses económicos y políticos, y que para nada han de tenerse en cuenta las violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
Desde mi punto de vista esta insensibilidad gubernamental no sólo es decepcionante, al menos para los cubanos que siempre hemos esperado de nuestros supuestos aliados naturales gestos de solidaridad, sino es práctica vergonzosa y por tal motivo censurable. El otorgamiento de visas a altos funcionarios de la tiranía que por más de 53 años ha venido esclavizando al pueblo de Cuba nos deja un sabor amargo en la garganta a quienes por muchos años hemos venido luchando por la libertad y la restauración de un sistema de gobierno genuinamente democrático. Es por esta razón, y por considerar que en nada contribuye a acortar el camino que devuelva al pueblo de Cuba la paz y las posibilidades de ser dueño de su propio destino, que Alpha 66 alza su voz para condenar, con toda la energía y la indignación que el caso requiere, esta bochornosa política de complacencia de la actual administración norteamericana con el régimen comunista de Cuba.
¿Cómo puede explicarse que a cubanos humildes y honrados, que pagaron por su amor a las instituciones democráticas y su lucha por la libertad muchos años de cárcel se les niegue un visado para entrar el este país, donde muchos de ellos tienen a sus familiares más cercanos y en contraste se les facilite el permiso funcionarios de la tiranía castrista para que vengan a sembrar su veneno en la conciencia de los jóvenes norteamericanos?
Para nadie es secreto que en España una parte de estos desventurados ex prisioneros políticos cubanos se encuentran en total desamparo, luego que el gobierno español decidió poner fin a la ayuda humanitaria que durante algún tiempo les estuvo ofreciendo de manera que tuviesen la oportunidad de disponer de un modesto lugar de alojamiento y la imprescindible alimentación y asistencia médica. Sabemos que varios de ellos emprendieron el camino del destierro con esposas e hijos y en la actualidad, sin ayuda de ninguna índole y sin posibilidades de encontrar empleo atraviesan por una situación desesperada. Lamentablemente, ante sus anhelos de viajar a los Estados Unidos, donde cuentan con el apoyo de familiares y amigos, la embajada norteamericana les ha hecho saber que su gobierno no está en disposición de otorgar las visas. Aunque algunos de ellos, como es el caso de Arturo Suárez Ramos, cumplieron en su condición de prisioneros políticos más de 20 años en las cárceles de la tiranía castrista, el argumento con que se les explicó la razón de la negativa a otorgárseles el visado correspondiente es que no forman parte del grupo de los 75 que fueron encarcelados por su lucha pacífica en la llamada “Primavera Negra”, muchos de los cuales también, por arreglos que comprometen la supuesta gestión humanitaria del cardenal Jaime Ortega fueron enviados a un exilio forzoso, como única alternativa a su excarcelación.
Nuestra obligada pregunta es, ¿por qué el gobierno norteamericano autoriza a funcionarios que son parte integral de la alta jerarquía de la tiranía castrista y les niega el visado a estos infelices que anhelan las oportunidades de restablecer sus vidas en un clima de paz y de felicidad?
Ojalá las autoridades de este país, más allá de los intereses que pueda representarles este tipo de acercamiento con los asesinos y torturadores del pueblo de Cuba tengan la suficiente comprensión y sensibilidad humana para tender la mano a quienes, como en el caso de Suárez Ramos necesitan con urgencia la paz espiritual y la seguridad propia y la de sus esposas e hijos en esta gran nación de libertades plenas y oportunidades.
Ernesto Díaz es Secretario General de Alpha 66