LA HABANA, Cuba.-No obstante la gran cobertura que la prensa oficialista le ha brindado en los últimos días a la inauguración de la 54 Serie Nacional de Béisbol, no se palpa mucho entusiasmo entre los aficionados.
Es que el público tiende a identificar a cada equipo con determinados peloteros, y si de momento faltan estos últimos, es fácil imaginar la decepción de los seguidores de nuestro deporte nacional. Claro que esas ausencias tienen que ver con el éxodo de peloteros hacia otras ligas internacionales, en especial las Grandes Ligas de Estados Unidos.
Ya resulta interminable confeccionar una relación de jugadores de todas las provincias que han decidido probar su calidad en el mejor béisbol del mundo. Y, por supuesto, los éxitos que exhiben los que ya juegan en la Gran Carpa, así como los jugosos contratos de algunos que han llegado recientemente, son un incentivo para aquellos que aún permanecen en la isla. Basta mencionar los más de 70 millones de dólares ofrecidos al avileño Rusney Castillo, además de otra cifra colosal que se prevé para el ex industrialista Yasmani Tomás.
Según hemos podido conocer, en esta serie habrá 130 novatos, casi el doble de los 72 que participaron en la anterior campaña. Hay equipos como el de Cienfuegos -donde militaba el hoy big leaguer José Dariel Abreu-, que tiene tantos jugadores nuevos, que casi es otro conjunto. Si hace un par de temporadas los sureños podían luchar por el título nacional, en la presente 54 Serie son candidatos al sótano.
Otro aspecto que desagrada a los aficionados son las interrupciones que sufrirá el campeonato. Se pararán los juegos a principios de noviembre por la presencia de Cuba en los centroamericanos de Veracruz. Después vendrán las fiestas de fin de año; y por último, entre enero y febrero se detendrá el torneo nuevamente por la Serie del Caribe en Puerto Rico. La Comisión Nacional de Béisbol, con vistas a evitar futuras coincidencias de la Serie Nacional con los eventos internacionales, anunció el cambio de fecha de nuestro torneo mayor a partir del año próximo. Dieron a conocer, además, que habrá disminución en el número de equipos participantes.
Por otra parte, las autoridades deportivas insisten en que se velará más por la disciplina en los estadios. En ese contexto se inscribe el mantenimiento de la sanción a un pelotero matancero que agredió con un bate a otro atleta durante la pasada campaña. Sin embargo, una cosa piensan los jerarcas del deporte, y otra distinta muestra la realidad. Porque ya durante el primer juego de la serie, entre los equipos de Matanzas y Pinar del Río, dos peloteros fueron expulsados después de liarse a puñetazos debido a un encontronazo en una base.
En una visita que realizamos al estadio Latinoamericano comprobamos que la instalación todavía no estaba lista para ser sede de esta competencia. El techo del estadio, por el jardín izquierdo, está destruido. De igual forma, algunos peloteros han expresado su inquietud por la poca consistencia del terreno, especialmente en el área del infield, que tiende a hundirse con las pisadas de los jugadores. No obstante, como no existe en la capital otra instalación adecuada, no quedó más remedio que utilizar el Latinoamericano.
Y a propósito de la disciplina, el Latinoamericano se encuentra tomado por un enjambre de policías. En la puerta de la instalación, un grupo de uniformados observan minuciosamente a las personas que entran. Además, revisan jabas, bolsos y mochilas en busca de armas blancas o botellas de bebida. A uno le da la impresión de haber llegado a un aeropuerto y no a un estadio de béisbol.