HOUSTON, Texas, septiembre, www.cubanet.org -Según la noticia revelada por un diario español, las autoridades colombianas interceptaron, el jueves 29 de agosto, un barco con 1.400 cajas de limas etiquetadas como “de Tahití”, pero la policía se percató de que había cientos de frutas falsa, de plástico, en cuyo interior habían escondido más de una tonelada de cocaína. La operación se llevó a cabo en el puerto de Cartagena, a bordo de un buque con destino a Bélgica. Se cree que la droga confiscada podría haber proporcionado a los narcotraficantes más de 45 millones de euros.
Tal noticia sorprende. Pero, el pasado 10 de julio, las autoridades panameñas interceptaron el buque mercante norcoreano Chong Chon Gang, que había zarpado de Cuba, con un cargamento muy especial: 240 toneladas de armas ocultas bajo 200.000 sacos de azúcar. Esta carga bélica no declarada supone un evidente tráfico de armas. La parte cubana se apresuró en decir que los armamentos descubiertos eran obsoletos y que eran enviados a Corea del Norte para ser reparados. No sé quién habrá creído ese cuento infantil.
Para cubrir la chapucería, el dictador cubano Fidel Castro calificó de calumnias las opiniones y comentarios publicados en la prensa internacional a raíz del escandaloso destape. Si este arsenal no representaba peligro cabe preguntarse por qué se ocultó. Si, como aseguraron las autoridades cubanas, se trataba de un trámite regular sin mayores implicaciones hasta se hubiera podido llevar la carga en la cubierta del mercante.
¿Quién puede asegurar que entre las 10 mil toneladas de azúcar que camuflaba el cargamento de armas, no estaban también escondidos algunos kilos de cocaína? Solo las autoridades panameñas lo saben.
Y para hacer más oscuro el incidente, el domingo 25 de agosto falleció en un accidente de tránsito el jefe de la Defensa Antiaérea y la Fuerza Aérea de Cuba, General de División Pedro Mendiondo. El armamento cubano ocupado estaba bajo la jurisdicción del difunto general. Llama la atención que este “accidente” se produjo justo en el momento en que inspectores de Naciones Unidas solicitaron viajar a Cuba como parte de la investigación que llevan a cabo sobre el hecho.
Un primer informe de comité de expertos que inspeccionó el arsenal decomisado expresa que el hecho “viola sin lugar a dudas las sanciones de la ONU” contra Corea del Norte, nación comunista que se empeña en el desarrollo de armas nucleares, mientras su pueblo se alimenta gracias a donaciones internacionales.
En 1989 trabajaba yo en los Astilleros de Casablanca, en la parte noreste de la bahía de La Habana y mi labor me permitía el acceso a los buques que se encontraban en esta rada. Cierto día, al abordar el buque cubano “26 de Julio”, un granero de gran calado y sin grúas, que se encontraba atracado en un solitario paraje del muelle de Hai Phong, en la citada bahía, me sorprendí al ver que dicho barco estaba militarizado. La Seguridad del Estado había tomado el mando de la nave. Los agentes que se encontraban a bordo vestían de verde-olivo.Luego de explicar mi objetivo de trabajo, me autorizaron a pasar a bordo, no sin antes advertirme que no podía llegar a la proa, a partir del centro del barco.
¿Qué ocurría?… ¿Qué cargaba este buque? Un tripulante del barco me confirmó que en la madrugada habían llegado una grúa y un camión que cargaba un contenedor y que el vigilado contenedor, con su misteriosa carga había sido depositado en el fondo de la bodega tres. A los tripulantes de la embarcación se les prohibió bajar a tierra. Pronto zarparían hacía un destino desconocido. Solo sabían que cargarían azúcar a granel en Cienfuegos antes de continuar el viaje. Poco tiempo después presencié, en dos ocasiones distintas, hechos semejantes, con el mismo barco y en el mismo lugar.
Camuflar drogas en un cargamento de limas o plátanos es un delito, al igual que lo es esconder armas debajo de miles de toneladas de azúcar. Colombia aplicará la ley contra los narcotraficantes sorprendidos en el acarreo de drogas; ojalá la ONU tome medidas para castigar a las dictaduras de Cuba y Corea del Norte por involucrarse en el tráfico secreto de armamentos.