LA HABANA, Cuba. -El pasado 10 de diciembre, como parte de las maniobras del castrismo para celebrar a su manera el Día de los Derechos Humanos, se efectuó una reunión en la universidad de La Habana, en la que participaron estudiantes y algunas figuras vinculadas con el aparato de poder, entre ellas Abel Prieto, asesor del gobernante Raúl Castro, y el ex agente de la Seguridad del Estado, Raúl Capote.
Todo hacía indicar que semejantes talibanes ideológicos no iban a tener dificultad para trasmitirles a los jóvenes universitarios el punto de vista oficial en esta materia, en el sentido de que la revolución cubana les garantiza a los ciudadanos el pleno disfrute de los derechos humanos. Sin embargo, el desarrollo de la reunión no debe de haber sido muy placentero para ambos personajes. Porque los estudiantes no se limitaron a escuchar, sino que tomaron la palabra, y sus planteamientos giraron en torno a una demanda: el acceso más amplio a internet.
Al viceministro de Comunicaciones, Wilfredo González, también presente en la reunión, no le quedó más remedio que reconocer el atraso que exhibe Cuba en lo referido al acceso a la denominada “autopista de la información”, al extremo de ubicarse en el lugar 153 en una relación de 157 naciones. Claro, el funcionario adujo que eso se debía a las “limitaciones económicas” que enfrenta la isla.
En su edición del jueves 11 de diciembre, el periódico Granma, órgano oficial del partido gobernante cubano, informaba acerca de esta reunión. Pero lo que pocos podían imaginar era que al día siguiente, en su primera página, ese diario publicara un inusitado editorial— rara vez aparecen editoriales en el Granma— titulado “La informatización de la sociedad, una prioridad para Cuba”. Aunque en dicho editorial no se menciona la reunión del día 10, es evidente que intenta responder a la inquietud estudiantil. Tal habría sido la alarma que la petición de los jóvenes estudiantes causó en las altas esferas del poder.
Mas, como quiera que el mantenimiento del monopolio de la información es consustancial a regímenes como el cubano, el Granma no fue a las esencias, y se limitó a esbozar las medidas aún insuficientes que se han aplicado en este terreno.
Por ejemplo, el editorial se refirió “a la creación de capacidades en la infraestructura de telecomunicaciones en función de potenciar la conectividad social”. Nada dijo sobre la posibilidad de acceder a internet desde nuestros hogares, algo muy común en casi todos los países del mundo.
Granma mencionó también la apertura de 154 salas de navegación pública, así como el recién creado servicio de acceso al correo electrónico a través de los teléfonos celulares. Según el editorial, más de medio millón de personas disfrutan hoy de ese servicio.
Sin embargo, el periódico no declara que en las referidas salas de navegación atendidas por la estatal Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) se mantienen bloqueadas varias páginas web, entre ellas Cubanet y Cubaencuentro. Por otra parte, el correo electrónico al que puede accederse desde los móviles es el Nauta, ofrecido por ETECSA y supervisado por servidores nacionales. No existe la posibilidad de conectarse a Yahoo, G-mail y otros correos internacionales.
Imagino que los jóvenes universitarios que participaron en la reunión, al leer el editorial del periódico Granma, se convencieran de que el derecho a la plena información de los ciudadanos todavía no aparece en la agenda de los gobernantes cubanos.