LA HABANA, Cuba, 25 de marzo de 2013, Lucas Garve/ 173.203.82.38.- Los vientos de la cuaresma arrastraban hojas y polvo por toda la capital cubana este domingo 24, inicio de la Semana Santa. El Domingo de Ramos, con las Iglesias abarrotadas de fieles, y otros ocasionales, se ven en las calles centenares de transeúntes con sus ramos de guano bendito en la mano.
Esta Semana Santa del 2013 se mantendrá el feriado laboral del Viernes Santo, como ya ha sido anunciado. Una concesión del régimen militar a la Iglesia, un posible guiño al recién electo Francisco I, como lo fue el año pasado en retribución a la visita del Papa Benedicto XVI.
En la pequeña Iglesia San Rafael Arcángel, de Mantilla, en la periferia sur de la capital, los fieles se amontonaban en la puerta del templo para entrar, mientras los combativos cederistas se afanaban en limpiar la calle, mejor barrida por los vientos de cuaresma que por los pocos participantes.
Pero me fui hasta la Iglesia de la Merced a oír misa, por ser día 24, y la encontré repleta de fieles vestidos de blanco. El amplio templo de Cuba y Merced, uno de los más antiguos de la capital cubana, con su bóveda pintada y el iluminado altar mayor con la imagen de la Virgen, ofrece un marco magnífico para la devoción de los creyentes.
Este grandioso templo se debió a Fray Jerónimo de Alfaro y su construcción sólo tuvo inicio el 31 de enero de 1755, aunque fue en 1862 cuando la Congregación de los padres de San Vicente de Paúl se ocuparon de restaurarlo y engrandecerlo con muchas pinturas de maestros españoles y cubanos al costo de unos 200 mil pesos/ oro.
Ante la ancha puerta del templo, algunos vendedores de flores y limosneros en busca de unas monedas acompañan a dos o tres vendedoras de cirios, que ya cuestan diez pesos cada uno, y el entra y sale de personas no se detiene, aunque el sacerdote que oficia la misa dirija la homilía al tema de la necesidad de eliminar la violencia.
Allí, unido a un mar de gente, escuché la misa de pie, porque todos los bancos estaban repletos y el resto nos acomodamos en los pasillos laterales hasta la puerta casi. Al final de la misa, pasé unos minutos delante de la imagen del Cristo de los Presos que está situada a la izquierda de la puerta de entrada y dejé unas monedas en la alcancía para asistencia que tiene un letrero encima: Ayuda para los presos. Recordé cuando hace más de veinte años se reunían en el patio, los domingos por la mañana, el Comité de Madres de Presos Políticos.
El oficio religioso transcurrió en la paz debida y la devota atención de los fieles al ritual litúrgico. No me asombró que asistieran tantos fieles a la Iglesia de la Merced, porque el Domingo de Ramos cayó un día 24 y el día de Nuestra Señora de la Merced se celebra un día 24, pero de septiembre. Siempre los días 24 de cada mes la asistencia de los fieles a misa en La Merced resulta más nutrida.
Pero este Domingo de Ramos en La Habana noté una especie de fortalecimiento de la fe y la devoción de los fieles, debido a la participación de ellos a las Iglesias por toda La Habana.