LA HABANA, Cuba, 13 de noviembre de 2012, (Frank Correa, 173.203.82.38)-Santa Fe, un pueblo de 40 mil habitantes del noroeste de La Habana, se estremeció recientemente por dos muertes violentas, la de un botero de la localidad asesinado a martillazos para despojarlo del auto, y la del administrador del centro comercial El Conejito, situado en Quinta Avenida, en la entrada del reparto Juan Manuel Márquez, apuñaleado por otro trabajador.
El chofer de alquiler se llamaba Raúl Blanco González, de 53 años, y siempre vivió en Santa Fe. Salió de su casa el viernes día de los Fieles Difuntos, por la tarde. Le dijo a la madre que iba para una fiesta en Güira de Melena, donde tenía amistades, y la invitó a acompañarlo, pero ella no quiso ir. Luego no supo nada más de él, hasta pasados varios días, cuando llamó la policía por teléfono para reconocer un cadáver.
Aleja González, la madre de Raúl, destrozada de dolor, contó que su hijo estaba hinchado y negro. Tenía un horrible agujero en la frente y la cabeza machucada. Su cuerpo lo hallaron en un basurero, comido por alimañas. Desfigurado. La madre lo reconoció por una cicatriz en el pecho, pero fue confirmada su identidad por las fotografías dentales. Aleja González aprovechó la oportunidad para denunciar el asesinato de su hijo, y de otros casos que la prensa oficial no divulga.
–La gente está saliendo a la calle confiada, sin saber que andan por ahí asesinos sueltos. Mataron a mi hijo con un martillo para robarle piezas del carro.
Ismael Blanco, padre de Raúl, destrozado también, dijo que su hijo era muy querido en Santa Fe. Acaba de reparar el auto, un Cadillac del 57, que un campesino encontró dentro de un agujero tapado con paja, en una zona apartada de la carretera que va a la playa Cajío. Le habían robado las cinco gomas, la caja de herramientas, la batería, el alternador, el carburador y otros accesorios. Dice Ismael que en el auto quedaban cosas de valor, que era evidente que pensaban volver por ellas, pero la policía no dio seguimiento. El matrimonio pertenece a la Logia Caballeros de la luz y han suspendido sus visitas de la noche a la fraternidad, por miedo.
El segundo muerto en la semana, el administrador de El Conejito, se llamaba Alfredo Lara. Otro trabajador que había sido sancionado por la administración y estaba en espera de juicio, le propinó siete puñaladas, en la entrada del restaurante, y aunque el primer golpe le atravesó el corazón, le dio otras seis, delante de los comensales que huían aterrados del lugar. El restaurante fue cerrado y retirado el mobiliario. La esposa de Alfredo no quiso acceder a una entrevista. Los vecinos dicen que está deshecha y sus hijos traumatizados.
Los entierros se sucedieron con la distancia de tres días.
Un empleado del Cementerio de Colón, quien llevó las estadísticas de Muertes Violentas, hasta el año 2008 que fue cambiada la denominación por Otras Causas, afirma que los hechos de sangre se han triplicado, y continúan en aumento. Sin embargo, dice este empleado que prefirió el anonimato, no es Santa Fe la barriada que marcha a la cabeza en fallecidos por homicidios y asesinatos en La Habana. Existen otros barrios más violentos, como San Miguel del Padrón, La Güinera y La aldea de Romerillo.