LA HABANA, Cuba, 16 de septiembre (Moisés Leonardo Rodríguez, 173.203.82.38) -Gran disgusto entre la población causa el hecho de que el nuevo curso escolar se acompaña de un aumento en los desembolsos que los padres han de hacer para que sus hijos asistan a las escuelas.
En varias tiendas de la capital se escucharon quejas porque “este año no sacaron los tenis de 10 pesos convertibles, el que puede debe comprar los de 20 o 30 y el que no, a mandar a los chiquitos descalzos, esto no hay quien lo aguante”, según dijo una madre, con la que coinciden muchas otras consultadas al respecto.
El arreglo de los uniformes añade un gasto para las que no saben de costura o no poseen máquina de coser, ya que la mayoría de los uniformes vendidos fue de tallas enormes y debieron ser adaptados a las medidas de los infantes. Las medias reglamentarias del uniforme no se consiguen en las tiendas estatales y solo se encentran en lugares particulares a un costo aproximado de 4 dólares (media semana de sueldo promedio).
Ante el desabastecimiento de los negocios estatales, los hambrientos niños tendrán que acudir a los gastronómicos particulares, con precios más altos. Incluso en muchos casos las cafeterías estatales, cuando tiene un mínimo de calidad, han subido sus precios para equipararlos con los de los particulares.
La mala calidad de los maestros y el sistema en general ha convertido en necesidad el pagar a los maestros repasadores, en el caso de los padres interesados en que sus hijos realmente aprendan algo, algo que se suma a los costos.