ARTEMISA, Cuba. -Liliana Chávez, de 8 años de edad, debía recibir una dosis de vacuna contra la alergia el 16 de marzo, pero la falta de jeringuillas desechables de 1 mililitro interrumpió su tratamiento. La posta médica de Quiebra Hacha, el consultorio del Médico de la Familia, la policlínica de su lugar de residencia, Cabañas, en el municipio Mariel, también carecen de este instrumento, según explica su madre, Laura Rodríguez.
Estas jeringuillas son imprescindibles para que los diabéticos se administren su insulina diariamente, en ocasiones hasta tres veces al día y en casos extremos hasta más, y se utilizan también para vacunas y otros tratamientos.
La inventiva cubana, estimulada por las carencias, hace que muchos insulinodependientes, hiervan las agujas de estas jeringuillas desechables y las lleguen a usar innumerable cantidad de veces.
Neyda Azcuy, vecina de Cabañas, se queja de que la venta de estas jeringuillas se ha reducido desde meses atrás, por lo que recurre al referido método de hervir las agujas hasta que en ocasiones pierden el filo. “Es criminal inyectar con ellas a mi hija, que requiere varias dosis de insulina diariamente”. Añade que también carece de suministro estable de las bolsas colectoras de orina para adultos que requiere su hija.
Esta situación parece ir más allá del municipio Mariel pues en la sección Acuse de Recibo del periódico Juventud Rebelde del 25 de febrero, refiere el periodista que, Roberto H. Gethón Alonso, de 71 años y residente del reparto El Cotorro en la capital, se queja de que inicialmente le vendían mensualmente el pasado año 10 jeringuillas, “que no alcanzaba, pero íbamos tirando”. Después se redujeron a cinco, y, para rematar, ahora les venden dos jeringuillas, en enero no le vendieron ninguna.
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