LA HABANA, Cuba. -El pasado lunes 25 de mayo quedó inaugurada en la galería independiente nombrada Cristo Salvador, en el capitalino barrio el Vedado, una exposición conjunta de artistas cubanos y daneses. La muestra se titula “Soberanía (post-zona)”. Estará abierta al público hasta el 25 de junio. La casa-galería está a cargo de Otari Oliva.
“Soberanía (post-zona)” se ubica en los márgenes de la XII Bienal de La Habana, que transcurre en estos momentos. Es un reto, desde la autonomía del artista, a la masividad que aparenta aceptarlo todo bajo el manto de la soberanía institucional.
Participan: Ernesto Leal, Ernesto Oroza, Anders Brinch, Christian Vind, Gean Moreno, Ezequiel Suarez, John Stan, Manuel Piña, Odey Curbelo y Peter Bonde.
Réquiem por las vanguardias, bienvenido a la post-zona
Otari Oliva, promotor principal de la galería Cristo Salvador, dialogó unos minutos con este reportero:
“Estamos en un momento de tránsito más que de cambio. El arte pierde su sentido frente a la arrolladora maquinaria de la nación-corporación. Esta realidad es un hecho ya establecido en el mundo. En Cuba, está avanzando desde hace algunos años.”
¿Entonces “Soberanía (post-zona)” busca definir un espacio de resistencia a esta especie de totalitarismo de mercado en el arte?
“Resistencia no sería la palabra exacta. El mercado existe y lo mejor es tener el derecho de tomarlo o dejarlo. Ese derecho es lo que está en juego ahora mismo. El totalitarismo y el autoritarismo, como enfermedades del poder, necesitan de las artes para legitimarse. Esa autentificación se materializa en una combinación de alienación populista y aparente inclusión. Deja fuera a la individualidad del creador. Más que resistencia, lo que necesitamos es validar el derecho de existir. El derecho de no ser absorbidos por una concepción corporativa del arte.”
¿Espacio creativo y de expresión autónomo vs dominación desde la esfera de poder con nombre de soberanía?
“En estos momentos la Bienal de La Habana está organizando varias muestras masivas. Espacios expositivos, como el del Castillo de La Cabaña, concentran a una buena cantidad de artistas plásticos. Se diluye el posible mensaje del creador, en el farrago de obras que se suceden unas a las otras, frente a la vista del público. Nadie puede expresarse pues todos hablan a la vez. La soberanía, tan llevada y traída desde el periodo medieval, más que un nombre es una fórmula de dominación. Excluye, lo que no responde al concepto de nación, manipulado desde el poder.”
¡Ave Cesar, los que van a crear te saludan!
El programa de mano de la exposición, expresa entre otras cosas lo siguiente: “El problema local, el que se ha producido debido a una extrema pereza de pensamiento, es el de trabajar con una categoría, la del poder, que ya no dice nada”.
En un planeta, cada vez más interconectado e interdependiente, conceptos como el de “la cultura es escudo y espada de la nación” pierden sentido.
En una pequeña galería habanera, asistimos al futuro de Cuba insertada al mundo.