LA HABANA, Cuba.- Una exposición única de objetos religiosos, titulada “La Biblia: camino de Dios en el camino del hombre”, se presenta en la Catedral de La Habana, desde el pasado 13 de enero. Está formada en su mayoría por reliquias de la Colección Green (Green Collection), que radica en Oklahoma, Estados Unidos, y se considera la mayor colección privada de textos y objetos bíblicos de valor teológico, bibliográfico y arqueológico. La Colección Green es administrada por “The Museum of the Bible” de Oklahoma City.
La Biblia…, que se ha exhibido en otras partes del mundo con el nombre de “Pasajes”, llega a la capital cubana gracias al apoyo de varias instituciones culturales y religiosas: The American Bible Society, Verbum Domini, The Museum of the Bible, la Arquidiócesis de La Habana y la Comisión Bíblica del Consejo de Iglesias de Cuba.
La exposición comienza y termina con dos videos promocionales: uno sobre el Libro sagrado, con un perfil histórico y teológico; y otro que incluye imágenes de Cuba, entrevistas en la calle, y el testimonio de algunas celebridades de Perú que han sido influidas por la Biblia. También, al inicio y al final, se exponen dos cuadros originales de Harold Copping: “La serpiente de latón” y “Cristo entrando a Jerusalén”, que fueron usados para ilustrar dos libros cristianos, impresos durante el primer cuarto del siglo XX.
En 15 vitrinas aparecen reunidos todos los objetos, que se han distribuido según los temas: La Creación y la caída del hombre (Vitrina 1), La Alianza con David (Vitr. 5), Desde Jerónimo hasta Gutenberg (Vitr. 11), La Biblia y la Reforma (Vitr. 14.), son algunos ejemplos.
El recorrido por la Catedral se hace en grupos separados, de unas veinte personas, bajo la guía de una cristiana que va comentando los objetos, y algunos pasajes de la Biblia. Previamente, a cada persona le entregan dos folletos (uno descriptivo, que resume la historia, las características y valores de las piezas exhibidas, y otro con una sinopsis de la Biblia), además de un marcador de libro.
La mayoría de los objetos que se exponen son originales, y los más antiguos pueden datar del cuarto milenio antes de Cristo, están hechos de barro horneado, y tienen una función doméstica, como un tazón, un cucharón, jarras, y lámparas de aceite. Además, hay monedas de plata, acuñadas en la ciudad de Tiro, como las que se utilizaban para las ofrendas en el Templo de Jerusalén. La guía dijo que esas monedas eran similares a las que había recibido Judas Iscariote cuando entregó a Jesús, aunque es cierto sólo respecto al medio siclo tirio, que sustituyó al tetradracma tirio.
En la exposición se muestran varios rollos de la Torá, escritos en vitela o pergamino; hojas y fragmentos de papiros antiguos, con pasajes bíblicos en hebreo, y en paralelo, traducciones a otros idiomas, como el arameo, el griego y el árabe; efigies del Egipto faraónico, dos yads (punteros para la lectura de la Torá, que impedían tocar el texto sagrado), un shofar (o trompeta) de antílope, varios megillot (o rollos de Ester), libros de oración, un Arca de la Torá, lujosos tiks (cofres en forma de cilindro, dispuestos verticalmente, que guardan la Torá), cálices, manuscritos iluminados, un códice de la Biblia Sacra Vulgata, del siglo XIII, y valiosas Biblias “incunables”, como las de Reina, Reina-Valera, la del rey Jaime, el Nuevo Testamento de Lutero, la Políglota Complutente en hebreo, arameo, griego y latín, entre otras.
En homenaje a Gutenberg, se ha montado una prensa de madera, la cual, manejada por un operario, imprime una hoja a dos columnas con un segmento del libro de Esdras 2.
Todo el trayecto de la exposición fue decorado con imágenes que recrean escenas importantes del Viejo y el Nuevo Testamento, por orden cronológico. El ambiente me recordó el Museo de Historia Natural, cuando estuvo en el Capitolio Nacional, en los años 80.
Pero lo que empañó tal vez la exposición, fue la marcada intención proselitista que tenían los videos promocionales. Por su aspecto, uno parecía buscar el temor de Dios en los niños, y el segundo valía como un spot publicitario, cuyo mensaje directo era “Lee la Biblia”. El tono proselitista (y casi fanático) era perceptible también en los comentarios de la guía. En un momento, al enseñar la efigie de Anubis, advirtió a todos que ése no era el Dios verdadero. Pero a través de esa mentalidad arcaica, que considera “paganismo” cualquier forma de expresión religiosa que no sea cristiana, brotaron unos retoños de modernidad. De espaldas a la imagen que aludía a la conversación de Jesús con la samaritana en el pozo (Jn 4.1-42), mi guía dijo que ese pasaje era muy importante para nosotras, porque Cristo fue el primero en defender los Derechos Humanos de la mujer, que en aquella época era discriminada.
A la izquierda de la entrada, bajo una carpa, se venden libros y algunos souvenirs. Y con mucha amabilidad, los vendedores no escatimaban en sermones. Parecía que los visitantes eran aborígenes del siglo XVI, y todos los ayudantes de la exposición (que seguro trabajaban como voluntarios), misioneros católicos.
A pesar del fervor cristiano, “La Biblia: el camino de Dios en el camino del hombre” les brinda a los cubanos una posibilidad extraordinaria: conocer un patrimonio de alto valor histórico, en el cual se manifiesta el eje espiritual que ha identificado a la llamada cultura occidental.
El camino de Dios… podrá ser visitado hasta el próximo domingo 2 de febrero, en el horario de 10 am a 9 pm. La entrada es gratuita.