GRANMA, Cuba. (Tania de la Torre Montesinos) –Hace alrededor de una semana me dispuse a salir de paseo. En Manzanillo, la pizzería Nápoles solía ser una buena opción. Allí me dirigí finalmente.
Al llegar, pasado el mediodía, me encontré en la cola con Caridad Torres, una vecina, de 76 años de edad. Ella padece de diabetes mellitus; la acompañaban su hija y dos nietos de 5 y 9 años de edad respectivamente. Caridad había salido de su casa a las 8:00 am y se encontraba sudorosa, con una clara crisis de hipoglicemia.
De inmediato, intentamos llamar a la dependienta, de nombre Beatriz, para que ayudase a la enferma. Sin embargo, Beatriz se negó a pasarla al interior del inmueble. Indignada, la hija de Caridad trató de que entrarla en la pizzería de todas formas, para que pudiese tomar al menos un vaso de agua. Pero con la agresividad que caracteriza a nuestra sociedad en estos momentos, la empleada empujó a la anciana y le produjo una herida en el brazo derecho. A mí, que alucinaba con la escena en ese momento, comenzó a golpearme por tratar de ayudar a la mujer.
Las personas de la cola le gritaban a Beatriz “abusadora”, “descarada” y debido a tal alboroto aparecieron 2 dependientes que llevaron a Caridad, quien se encontraba llorosa y sudando copiosamente, hacia una mesa.
Por tal maltrato, reclamamos la presencia del administrador, para que nos repusiera el mal rato sufrido. Sin embargo, nos informaron que no se encontraba y ningún dependiente quiso dar su nombre, instruidos por el mismo dirigente para no hacerlo.
Como último recurso del establecimiento, se presentó el Jefe de Almacén y nos explicó que la Jefa de Turno no nos podía atender, pues ella -pobrecita- estaba fregando platos debido a que la fregadora estaba rota.
Mientras tanto, el barullo se había calmado y la señora Caridad se retiró con su familia a su casa, alrededor de las 4:00 pm. A mí me tocó entrar y me senté en una mesa sobre un piso anegado en agua, a causa del mal funcionamiento de la climatización. En el menú sólo había pizzas de “vegetales”, con pepinillos en mal estado y que los consumidores rechazaban por su mala elaboración.
Tal había sido el maltrato que decidí retirarme, frustrada y triste, después de 4 horas de cola, sin haber consumido algo.