LA HABANA, Cuba. -Vecinos del capitalino pueblo de Berroa, ubicado en los límites periféricos de Alamar, municipio La Habana del Este, resultaron afectados cuando este martes brigadas de poda de árboles irrumpieran en sus fincas provocando la pérdida de cuantiosos recursos.
Aunque no fue la primera ocasión, nunca antes dichos trabajadores habían sido tan invasivos, desoyendo los reclamos de los vecinos, quienes defendieron inútilmente sus propiedades personales.
“Me cortaron varias matas de plátano, dos de mango y una de aguacate. Ya estaban paridas. En dos meses hubiéramos recogido esos frutos de los que dependemos para vivir”, dijo Jorge Alfonso, uno de los vecinos afectados.
Se conoce hasta el momento que ocho familias han resultado perjudicadas por el proceder de estas brigadas, cuya movilización se debe a la advertencia de nuevas lluvias torrenciales, lanzada recientemente por el Instituto de Meteorología.
“Me dejaron casi sin matas. Aunque les dije hasta ‘alma mía’ siguieron haciendo su trabajo como si nada; gritando groserías y malas palabras”, mencionó Caridad Borbón, ama de casa.
La causa de la apresurada medida radica en los cables de alta y baja tensión que pasan sobre las casas del vecindario, y que al rozar con las ramas de los árboles provocan incómodos cortes del fluido eléctrico.
Sin embargo, las fotos muestran como algunos tramos de difícil acceso quedaron sin podar, mientras los trabajadores prefirieron para su desempeño las zonas aledañas a las viviendas.
“En Cuba no existe respeto por la propiedad privada. Esta es nuestra casa y ese, nuestro patio. No sé si exista una ley que nos proteja de estas atrocidades, pero mira lo que acaba de pasar, y después… todo queda así”, expresó aireado otro de los vecinos, quien prefirió no se revelara su identidad.
Este tramo de la Vía Blanca fue sembrado hace algunos años con el árbol de la Leucaena, conocido por la utilidad de su forraje para la alimentación vacuna. Sin embargo, la especie se ha convertido en una plaga, siendo una de las principales causas de los cortes eléctricos.
El poblado de Berroa es una zona mayormente industrial ubicada al este de la capital, donde sobresalen la Zona Franca del mismo nombre, la planta de artículos cosméticos de la firma Suchel y una sucursal de la Mercedes Benz.
Sin embargo, por su extensión territorial y el abrigo que puede brindar a emigrantes de otras regiones del país, se ha convertido en una zona de crecimiento poblacional, originando una situación con la que las autoridades no han conseguido lidiar exitosamente.
Se conoce que alrededor de 700 personas habitan esta zona de manera ilegal, en su mayoría en condiciones de precariedad material, y a expensas de circunstancias medioambientales.
Berroa es un valle que surge desde los límites con Alamar, con una casi nula pavimentación y ausencia total de estructura urbana. No hay escuelas, mercados, farmacias, etc., por lo cual sus habitantes se ven obligados a recurrir a estos servicios en otros repartos.
Los delegados, a propósito de las recientes elecciones, en poca o ninguna medida han logrado satisfacer históricamente los reclamos de los vecinos, consistentes ―sobretodo― en paradas de ómnibus e iluminación de tramos de las carreteras.
Las empresas existentes son responsables por la contaminación del arroyo de la localidad, donde antaño se bañaban niños y jóvenes de la zona, e incluso los llegados desde más lejos. Además de la ocupación de un espacio físico y la agresión medioambiental, nada han ofrecido estas entidades a la comunidad.