LA HABANA, Cuba. – Un anciano de 86 años que exigió el anonimato, declaró a este reportero sus vicisitudes para poder llevarse a la boca un poco de comida.
Refiere que, durante los últimos 15 días, diversas razones le han obligado a “almorzar” en “La Central”, unidad gastronómica ubicada en el céntrica esquina de 10 de Octubre y Vía Blanca, municipio capitalino del Cerro y vinculada al Sistema de Atención a la Familia, más conocido por “SAF”.
“Al igual que otros ancianos que no están ‘censados’ tengo que pagar 5.00 pesos por cada almuerzo, si a eso le sumas la pésima elaboración de todos los productos y lo poco que te sirven, ¡imagínate! ¡Qué suerte la mía! Nunca pensé que después de trabajar toda mi vida, iba a terminar viviendo así.”
En la céntrica esquina de Toyo, en el capitalino municipio de 10 de Octubre, se encuentra “El Confucio”, local de comida igualmente vinculado al “SAF”. Este reportero pudo constatar que allí, al igual que “La Central”, la elaboración de los productos es de pésima calidad. Según Lito –alias de uno de los “censado”- cuando no le queda más remedio que “tragarse el almuerzo sin respirar”, termina con malestar de estómago.
“En ocasiones lucho algún dinerito y puedo almorzar en el mejor sentido de la palabra, pero, todos los días no dispongo de 25.00 para alimentarme de verdad.”
Los Sistemas de Atención a la Familia (SAF) son unidades gastronómicas que, con aspecto de fonda, ofertan a precio subsidiado lo que llaman almuerzo y comida a personas sin recursos y familias que puedan atenderlos.
Personas que, luego de dedicar toda su vida, fuerzas, talentos y energías a la “revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”, sólo reciben de la misma, en una mediocre fonda, a un precio humillante, un salcocho llamado almuerzo.