ARTEMISA, Cuba. -En el diario Juventud Rebelde del 13 de febrero informa el periodista René Tamayo León que “La única arte de pesca que en lo adelante podrá utilizarse en el área marítima frente de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) será cordel y anzuelo; es decir, la ‘línea de mano’, como se dice en el argot de los pescadores.”
El pescador deportivo de Cabañas Enrique Martínez, sacó varias fotocopias del trabajo periodístico para mostrarla a sus colegas que, confiesa: en todos los casos se manifestaron escépticos pues esa prohibición existe desde décadas atrás y no se cumple en lo absoluto.
Varios pescadores del propio Cabañas, de Mariel y del reparto Henequén Viejo, que pidieron no ser identificados, han explicado en conversaciones con ellos que casi a diario, actualmente de día y de noche y a la vista de todos, muchos pescadores golpean el agua con unas varas para espantar con las ondas producidas a los peces hacia las redes tendidas para su captura.
Dichas redes tienen los orificios muy pequeños, por lo que en ellas capturan peces no aptos para el consumo humano pero que rompen el ciclo reproductivo de las especies al disminuir el número de individuos que potencialmente deben dar continuidad a dicha reproducción, sobre todo al ser utilizadas en las bahías que es donde muchas especies acuden para su reproducción.
Los pescados pequeños son convertidos en harina para el alimento de puercos en unos casos y en otros son devueltos al mar ya muertos. Todos coinciden en que es un atentado contra el medio ambiente y es lo que explica la disminución del número de peces dentro de las bahías y aún en la costa.
A lo anterior se unen innumerable cantidad de trampas prohibidas estacionarias o de arrastre: nasas, chinchorros entre otras, con las que se capturan enormes cantidades de peces de todo tipo y tamaños.
Según el reportero “La disposición fue adoptada por la titular del Ministerio de la Industria Alimentaria, organismo que tiene las atribuciones en materia de ordenamiento y administración de los recursos acuáticos de las aguas marítimas y terrestres de la nación”.
La normativa explica su necesidad porque “el desarrollo de actividades en las aguas de la plataforma marina de la zona costera de los municipios de Mariel, Caimito, Bauta y Bahía Honda de la provincia Artemisa puede interferir en el buen desenvolvimiento de las operaciones comerciales” lo que demuestra que no es el interés por la protección del medio altamente dañado en la zona de marras lo que motiva la misma, sino el económico.
Los pescadores submarinos, muy abundantes en la zona, preguntan si la medida los afecta en alguna forma y muchos que conocen del tráfico “clandestino” de quelonios que desde decenios atrás se lleva a cabo por la costa norte de la provincia, también pretende ser eliminado por la nueva prohibición repetitiva de viejas que nunca se han cumplido.
Los más afectados por esta nueva medida para “perfeccionar el socialismo” serán muchos que recurren a estas formas de pesca furtiva por no tener otra forma de dar sustento a su familia por haber sido despedidos durante la reducción de las plantillas infladas para elevar la eficiencia en el país y otros que no encuentran empleos dada la poca oferta de ellos así como por los insuficientes salarios, en el caso de los que los logran, para suplir las necesidades básicas de ellos y su prole.
Quizás los que siempre han observado las normas pescando “a cordel y anzuelo” se beneficiaran con la medida así como los extranjeros inversores en la zona y los turistas que acudan a la misma en un futuro que los artemiseños esperan desde hace dos años pero que solo ven en espejismos de los medios oficiales.
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