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Febrero 20, 2007
Nefasto, los libros y las libras: una pasión por lo posible (II y
final)
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - febrero (www.cubanet.org) - Recuperado de los vaivenes
de la emoción, acto para dar un criterio imparcial y balanceado
de un evento que enfrenta a los cubanos cada año a una pasión
por lo posible, continuaré adentrándome en las opciones
literarias y comestibles puestas al servicio de las masas y las musas
de la Feria del Libro de La Habana.
Si bien resultan encomiables los diversos temas recogidos en libros y
ampliados en tertulias feriales, no se quedan atrás las propuestas
gastronómicas dignas de los días feriados de un cubano de
a pie.
Los organizadores, tomando en cuenta que la eficacia de un libro y su
poder de convocatoria en estas ferias masivas están indisolublemente
ligados a la ingestión de un tentempié contundente y subliminal,
se dieron a la tarea de crear un espacio donde las letras, convoyadas
con los alimentos, constituyeran un monumento al grado de posibilidad
de cada ciudadano.
Había que ver con qué donaire y casi pulcritud un lector
se afanaba en escuchar -a sólo veinte metros- lo que leía
un señor muy viejo con unas alas enormes, sin dejar de sufrir felizmente
los empujones y codazos de una cola para comprar una tortica de Morón.
Resultó impresionante el grado de identidad mostrado por miles
y miles de personas que en su proverbial amor por lo cubano, privilegiaban
un arroz frito con boniato por encima de los Pichiciegos, la Propaganda
silenciosa, las Obligaciones del hueso y La casa hechizada, entre otras
obras de producción extranjera.
¡Nada de amor por lo extranjero como dice la propaganda subversiva
y contrarrevolucionaria!
Y fíjense si es así, si hay humildad, entrega a la causa
cubana, y es monolítica esta convicción, que preferían
dialogar a gritos y por encima de un sucio mostrador con quien vendía
pan con croquetas, antes que escuchar la disertación de un escritor
del patio o de cualquier otro país.
Pero como de continuar con los merecidos elogios de la feria no terminaría
ni en diez años de prisión, pondré a consideración
de ustedes algunas de las propuestas de mayor atracción en esta
XVI Feria Internacional del Libro, Cuba 2007.
Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, Ciudad de La Habana, Cuba.
Ofertas editoriales |
Ofertas gastronómicas |
El banquete. Platón (Arte y Literatura) |
Congrí, pollo y tostones |
Cuentos humorísticos (varios) Arte y
Literatura |
Carne de res y langosta |
Cultura culinaria. Carlos M. Jacaf (Científico-Técnica)
|
Picadillo, picadi y p… |
El diablo embotellado y otros cuentos
(Robert Louis Stevenson) |
Tukola, Najita y Pru |
Cómo vencer el tabaquismo. Bertha T.
(Casa de las Américas) |
Populares "Rompepecho" |
Tinisima. Elena Poniatowska (Casa de
las Américas) |
Cerveza Tinima y Hatuey |
Como habrán podido apreciar en esta pequeña muestra, la
combinación literario-gastronómica hecha por los organizadores
no deja nada que desear.
La mezcla de contundentes libros con suculentos manjares, así como
el estridente maridaje de una trompeta china con la tumbadora cubana y
un oboe inglés, demuestran el alto nivel cultural e internacionalización
del buen gusto de quienes asisten a la feria como si fueran a una movilización
o un aquelarre.
¿Ustedes se imaginan a los gastronómicos de kioscos ubicados
en el malecón habanero vendiendo pergas de cerveza ilustradas y
promocionando el título de un libro?
¿No han pensado siquiera en la eficacia de que cada rumbera que
arrolla en una comparsa del carnaval represente un libro, una editorial,
o una casa de alta cocina?
Pues yo sí. Convencido de con libros para el intelecto y libras
para el esqueleto la pasión por lo posible se haga realidad, apuesto
por ese proyecto integrador, donde la gastronomía y la cultura
echen a volar como golondrinas aunque, eso sí, siempre hacia el
Sur, para no contaminar de espiritualidad al Norte.
Eso se los aseguro yo, Nefasto "El editor".
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