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Febrero 16, 2007
Deliciosas frutas dañinas
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Febrero (www.cubanet.org) - Manuel de Zequeira, poeta
cubano del siglo XIX, autor de Oda a la piña, entristecerá
en su tumba si se entera que la deliciosa fruta conocida como "reina
de todas las frutas", como él la calificó, está
siendo sometida a una manipulación venenosa.
La piña (ananás), lo mismo que la guayaba, el mango, el
banano, la papaya, el aguacate y otras, son obligados a la maduración
acelerada mediante el empleo de plaguicidas, herbicidas y fertilizantes
muy tóxicos para la salud.
El sencillo procedimiento sobre la fruta consiste en la introducción
momentánea en un recipiente con agua y químicos. Los plaguicidas
contaminan, a través de los alimentos, las vías respiratorias
y la piel. Ocasionan intoxicación grave inmediata o por acumulación
en el organismo. Se sospecha de la intervención de plaguicidas
en el desarrollo de muchas enfermedades.
Especialistas del Ministerio de Salud Pública y algunos medios
de prensa, alertan sobre el grave peligro público, pero no se conoce
acción efectiva ni educativa para controlar este silencioso envenenamiento.
Aunque la técnica de maduración forzada no es nueva, nunca
antes tuvo la magnitud que tiene en el presente, ni la variedad y cantidad
de frutos sometidos a esa práctica, innecesaria en otras épocas
debido a la abundancia de productos agrícolas.
En el pasado sólo algunos pequeños comerciantes maduraban
el plátano artificialmente depositando un trocito de carburo envuelto
en papel en el fondo de un barril de 55 galones, el cual llenaban con
plátanos. La diferencia es que antaño se desconocía
el daño a la salud y al medio ambiente que se producía por
el uso de ciertas combinaciones químicas.
Aunque existen normas estrictas para la manipulación de productos
tóxicos contaminantes, no existe, en cambio, un rígido control
en el uso y almacenamiento.
La nociva práctica de maduración forzada se da principalmente
entre campesinos particulares y revendedores. Se recogen las cosechas
sin que los frutos hayan madurado de manera óptima, para evitar
robos en los campos, y también atraídos por el mercado,
dada la escasez de productos y los altos precios.
La producción estatal de piña disminuyó de 31,8 toneladas
cosechadas en 1991, a sólo 936 en 2005 en la provincia Ciego de
Ávila, la mayor productora de la "reina de las frutas".
No le faltarán razones a Manuel de Zequeira para estar muy triste,
muy triste.
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