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Enero 18, 2007
Nefasto, los purificadores y el Gran Parametrador
Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press
LA HABANA, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - Si el exorcismo ideológico
y la purificación sexual fueron las primeras estacas clavadas por
algunos tarugos de la revolución en el fértil terreno de
la cultura cubana para levantar el circo al estilo soviético, ¿por
qué tanto revuelo ante la reaparición pública de
un prominente domador de gallos desplumados y gallinas conversas?
Las reacciones de varios ganadores del Premio Nacional de Literatura,
así como la de otros integrantes del "Pene Club" y la
"Escuela China", por sólo citar algunos círculos
del infierno literario cubano descritos por Yoos en su monumental obra
"La gallina con medias", han puesto a correr a lebreles y pericos.
Eso de que de pronto, en el programa impronta de la televisión
cubana apareciera nada más y nada menos que Luis Pavón Tamayo,
ex presidente del Consejo Nacional de Cultura, y Gran Parametrador de
aquellas purgas que convirtieron a notables escritores en barrenderos
de casas editoras, sacudidores de libros en bibliotecas públicas,
y enderezadores de cabillas entre montañas de acero, ha desatado
un sálvese el que pueda si estalin resucita.
Hay que ver con qué pavor y justa indignación los eternos
callados ante otras fechorías "se desordenan, Pavón,
se desordenan".
Resulta meritorio el grito de alerta, los aullidos de alarma de quienes
aguantaron callados durante tantos años la purificación
de sus inclinaciones sexuales, desviaciones ideológicas y otros
ablandamientos éticos indignos de una sociedad proletaria.
"El machete y el azadón los harán libres y dóciles
para el combate contra los enemigos de causa", sentenció entonces
alguno de los purificadores en su crudeza anti pelo largo, pantalón
apretado a las canillas, muequitas trapaleras, guiños concupiscentes
y tacones lejanos en una carpa donde se estrenaba el número fusil
contra fusil para leones amaestrados.
Era el momento de las definiciones y las gallinas se subieron al palo,
los perritos menearon la colita y "los chivas y las burros mandaron".
Por eso es que me admiro ante el arranque de valor de quienes hoy se atreven
a cuestionar a estalin y sus seguidores, y osan decir que "la televisión
cubana ha dado un paso alevoso, despectivo, hacia el padecimiento de los
protagonistas de la cultura cubana que fueron sumergidos en el desprecio
y condenados al ostracismo en un período cuyas torceduras todavía
no se han curado", según expresara el compungido Rinoldi Gonzando.
Y más aún el gesto suicida de Antón Arrefú
cuando dijo sin que le temblara la pluma dirigida contra el pavón
real: "Allí estaba, vestido de blanco, el gran parametrador
de importantes artistas".
Poro lo que me dejó ahíto de felicidad es que estos protagonistas
no les guardan rencor a otros protagonistas que ellos mismos mataron en
la Isla, al estilo Pavón, con sus firmas y cartas a cambio de ediciones,
recitales y uno que otro viaje y premiecito para desterrar el estrés
de tanto aguante.
Porque oiga, hay que ver la cantidad de té que tomaron Gonzando
y Arrefú antes de firmar la carta contra Raúl Rivero, María
Elena Cruz Varela, Roberto Luque Escalona, Fernando Velázquez Medina,
Manuel Díaz Martínez, Víctor M. Serpa Riestra, Nancy
Estrada Galván, José Lorenzo Fuentes, Bernardo Marqués
Ravelo y Manolo Granados, condenados a papeles secundarios dentro de la
Isla.
Es admirable el número de botellas de ron y cajas de cigarros consumidas
por otros iracundos intelectuales contra la censura cultural, a la hora
de firmar aquella carta y otras para amigos lejanos y confusos de nuestras
libertades y derechos izquierdos.
¿Ustedes se imaginan el desgaste mental y los helados de fresa
y chocolate que tuvo que tomar Senil Pis, Desilirio Nivarro, Arturo Arenga
y Sugfrido Ariel antes de encubrir con sus respectivas firmas las formas
inquisitoriales de la política cultural cubana?
Por eso es que me place sumarme a sus demandas de que Pavón ni
lo que representa vuelvan a pavonearse por las trincheras de la cultura
cubana.
Es ahí donde convergen nuestros caminos, se juntan nuestras iras
y se pierden los rastros de sus pasadas huellas como purificados y purificadores
en la escena del crimen de la libertad de expresión en las artes
y la literatura cubanas.
Pero yo me pregunto: ¿De volver a pavonearse Pavón en la
censura del sector cultural, no integrarán ustedes como antes el
coro del pavor?
Eso lo dejo a la conciencia de Senil, Rinoldi, Nivarro, Barniz, Arenga
y Sugfrido. Lo demás me lo reservo yo, Nefasto "El purificador".
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