|
| Enero 16, 2007
Nefasto, las marcas y la identidad Víctor Manuel Domínguez,
Sindical Press LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - La difusión
de marcas, signos y otros perendengues de consumo impuestos por el estándar
imperialista entronizado, además de subir el colesterol, vaciar los bolsillos,
conceder un diploma de "come catibía B", o de iluso con las bases
llenas, daña nuestra identidad de cavernícolas del siglo XXI que
habitan en cuevas de cristal. Eso de promover a lo largo de ¿avenidas
y carreteras? cubanas camiones Roebok, Lada Pioneer, motocicletas Toshiba, y hasta
ciclos Adidas, como bien señalara en su magistral y objetivo artículo
un colega del periódico Juventud Rebelde, no es más que un ataque
sedicioso al cubaneo profundo y la insularidad prendida en el enmohecido acervo
de la nación. La preferencia por adornar con estas marcas cuanto
animal u objeto se mueva dentro de la Isla, no sólo menoscaba nuestro papel
rugoso de cubanos cien por ciento, sino también anula la probada calidad
y destreza de los productos y sus promotores que tanto abundan en el país.
Sin embargo, el alarido de alerta lanzado por este periodista cubano, consciente
de nuestras posibilidades en el marketing institucional, nos da la posibilidad
de hacernos el quincuagésimo conteo de protección ante un fenómeno
que, como el consumismo, llegó para quedarse, auque sea en la imaginación.
Ante una realidad tan evidente, ¿por qué en vez de promocionar
a las inalcanzables -por su elevado precio- zapatillas Nike, no hacemos justicia
al calzado cubano de la marca "Nohay"? ¿Acaso no nos
queda imaginación y recursos para, en lugar de promover las motocicletas
Toshiba, lancemos al mercado nacional, con superior calidad y un asequible precio,
la marca de riquimbili "La chiva"? Es doloroso apreciar el desvío
ideológico de quienes, luego de obtener por sus condiciones revolucionarias
una bicicleta armada con pedazos en un taller nacional, en vez de cubrir sus deformes
soldaduras con pegatinas que digan "Al dedo", lo hacen con unas imperiales
que dicen Adidas. Otra de las imperdonables acciones de los promotores
de marcas por cuenta propia en nuestro país, es la de colgar un disquito
compacto en la cabina del vehículo, a sabiendas de que si lo sustituye
por un plátano, una guanábana o un pan, no sólo contribuye
a la difusión de nuestra realidad, sino que también está
garantizando su merienda o almuerzo. No hay dudas: nos hacemos poco favor
al promocionar los productos del Primer Mundo si estamos en el tercero para cuarto,
con innegables posibilidades de llegar al quinto en cuanto al consumo se refiere.
Resulta antipatriótico y contrarrevolucionario sustituir la etiqueta
de una camisa Yumurí, nacida del aborto del buen gusto del socialismo cubano,
por una de la marca Farianni. Pero si el antídoto contra este mar
de espejismos está en la cultura, según el articulista, ¿cómo
es posible que en el país más culto del universo haya cientos de
miles de envenenados por el consumo? ¿Será por el sobre
cumplimiento de la escasez? ¿O quizás sólo se trata del deseo
de adquirir nuevos conocimientos, probar otras texturas y cambiar el taparrabos
marca Colombino por un jeans "Amanecer"? Eso me lo pregunto
yo, Nefasto "El publicista". CubaNet
no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción
de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente. |