Octubre 19, 2006
Corrupción, entramado y subsistencia
Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Un Argos gigante de muchos
ojos penetrantes vigila a los trabajadores cubanos contra la corrupción
y otras formas ilícitas tomadas por norma para completar el menguado
salario que les asigna el Estado.
El Argos vigilante toma cuerpo en la Central de Trabajadores de Cuba
(CTC) como parte de su reciente XIX Congreso. Se habla de estrechar la
vigilancia contra el delito, crear una cultura del trabajo contra tantas
deficiencias en el ámbito laboral, y aplicar medidas más
efectivas contra la corrupción. Gigantesca tarea, no de uno, sino
de varios Argos, dentro de un panorama prácticamente inabarcable.
Delitos económicos que trascienden los límites de la sociedad,
ligados a la falta de productividad y de interés por el trabajo,
directamente entroncados con el régimen de economía cerrada
que rige al país, la circulación de dos tipos de monedas;
una de ellas actúa como divisa, sólo de uso interno, con
un valor veinticuatro veces superior a la moneda común, lo que
trae aparejadas serias diferencias sociales. El peso convertible es el
abracadabra para la adquisición de bienes de consumo y servicios.
El derrumbe del campo socialista, encabezado por la Unión Soviética,
aumentó la corrupción y otros delitos económicos.
Es por eso, el planteamiento del Congreso de la CTC de rescatar la cultura
del trabajo. En la lucha contra la corrupción el gobierno ha puesto
a la CTC a abrir la brecha, y convertir a cada trabajador en un vigilante
de los intereses patronales estatales, aunque el régimen los define
como intereses de la clase obrera y del pueblo.
No hay que olvidar que el tema tratado profusamente en el evento no
es nuevo. Antes, el Gobierno sorprendió con el empleo de trabajadores
sociales, que continúan activos, como interventores de expendios
de combustible en todo el país, y amplió el radio de acción
a otros centros laborales, especialmente a los recaudadores de divisa,
particularmente en los hoteles.
Los trabajadores sociales fueron concebidos para atajar conductas delictivas
en los barrios. Son ahora fiscales en los centros de trabajo, una especie
de guardia roja.
Las remesas de dinero desde el exterior constituyen un punto flaco en
el interés de la CTC y del gobierno por erradicar la apatía
laboral y fomentar la cultura del trabajo y el consecuente aumento de
la producción y la productividad. Los salarios no alcanzan frente
a la indetenible carestía de la vida, lo que trae consigo la "desmotivación"
laboral.
Gran parte de los alimentos, calzado, vestido, son obtenidos no a través
del esfuerzo laboral, sino por la vía conocida como "desvío
de recursos": hurto y robo que van a parar al mercado negro. En la
lucha cotidiana por la subsistencia, la gran paradoja es que mientras
más se quiere cerrar el mercado con estrictos controles y represión,
más aumentan los actos de corrupción y otros delitos económicos.
No hay dudas de que a Argos la CTC le ha impuesto una tarea titánica,
muy difícil de cumplir.
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