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Julio 17, 2000 El Perfeccionamiento Empresarial Vicente Escobal, especial para Lux Info Press LA HABANA, julio - En la base de todo sistema económico subyace la pregunta de quién ha creado la economía. En Cuba esa interrogación se relaciona con quién la ha destruido. Si antes de 1959 la gestión empresarial cubana conjugaba creatividad y eficiencia, en el actual proceso de una realidad destructiva esa conexión se ha reducido sencillamente al caos. El principio básico de que el éxito del mercado comienza por el cliente fue desestimado ante la irracional creencia de que la naturaleza del sistema político suplantaría la dinámica de la economía. La historia de la empresa estatal socialista cubana, como todo lo que reclama grandeza y heroísmo, está llena de retrocesos, rupturas, paradojas, repentinas paradas y muy pocos arranques. Es una historia confusa juzgada como tal por sus propios artífices. El tradicional modelo de administrador que guiaba su negocio e introducía novedosos cambios en su mente y en la gestión productiva, dejó de existir en Cuba. La autonomía empresarial cedió su lugar a una mentalidad de ordeno y mando propiciadora de una dañina centralización. La economía cubana aprendió a ser incompetente, desordenada, burocrática y dependiente de experiencias foráneas astronómicamente alejadas de nuestra idiosincrasia, Cuba se convirtió en el país de las perennes dificultades. Las virtudes de aquel extinto modelo ahora pretenden rescatarla a través de un alucinante proyecto de perfeccionamiento empresarial que trae implícito, según sus autores, un nuevo concepto de gestión. Es oportuno recordar que las empresas cubanas adolecen no sólo de deformidades de dirección: las hay de ideas, de estilos, de métodos dignos de un análisis que no debe bordear el superficial cliché de un estéril afán de criticar por no compartir las propuestas del sistema político que sustenta y promueve tales descalabros. Primero hay que enseñar a los empresarios el contenido de la palabra "propiedad privada" y a los trabajadores cómo ejercer sus derechos. El perfeccionamiento empresarial cubano es postulado desde una perspectiva centralizada que pretende dejar ilesos al resto de los factores políticos, sociales, laborales y jurídicos que proponen el reemplazo de la economía por el de la obediencia, en el cual los variados elementos de las relaciones interpersonales se rebajan a la necesidad de cumplir una meta u obtener un certificado de buen comportamiento político. Ese perfeccionamiento se perfila con resonancias utópicas y exageradamente positivas y sobre todo muy superficiales porque una auténtica modificación de la economía cubana podría cambiar la perspectiva política de la nación y de los individuos. Los cambios son dolorosos, pero parece que los planificadores cubanos no están dispuestos a soportar tormentos propios. El modo de pensar que los llevó al hiperbólico éxito de los finales del siglo XX, los conducirá al fracaso en los umbrales del siglo XXI, una era que promete cambios difíciles de predecir por ahora. El perfeccionamiento empresarial lo asumo como una sutil reapropiación de espacios perdidos y preámbulo de una tenebrosa emboscada. Imaginar es un modo de ofrecer a los demás y a uno mismo su propia versión de la realidad. Lo que escribimos de Cuba, desde ella y para ella, es el ejercicio de un derecho a transgredir civilizadamente el silencio que intentan imponernos, a vaciar espacios de complicidad y a ofrecer en calidad de modestos observadores nuestra propia visión. De ese modo, nos elevamos como síntoma de un nuevo realismo que incursiona en la sociedad, la política y la economía y que pre anuncia para el perfeccionamiento empresarial cubano un rotundo descalabro. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material informativo, siempre que se le reconozca como fuente. |
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