Discurso de
Raúl Castro en ocasión del aniversario 50
de la revolución cubana
Publicado en El
Nuevo Herald, 4 de diciembre de 2006.
Discurso pronunciado
por Raul Castro Ruz en ocasión del
aniversario 50 de la revolución cubana
y de la celebración del 80 cumpleaños
de Fidel Castro, el 2 de diciembre de 2006.
Compañeras y compañeros,
Combatientes de ayer, hoy y siempre:
Saludamos la presencia de entrañables
amigos de la Revolución Cubana, que
nos han brindado su apoyo y solidaridad
indispensables a lo largo de los últimos
50 años de esta larga lucha por la
soberanía y la libertad. Deseo mencionar
entre ellos a los representantes de la Fundación
Guayasamín y a los familiares de
ese gran amigo y pintor ecuatoriano, que
concibieron el noble gesto de homenajear
al compañero Fidel en su cumpleaños
80, ocasión que ha congregado en
La Habana a Jefes de Estado o de Gobierno,
así como otros altos dignatarios
y personalidades de la vida política
y cultural de diversos países a quienes
agradecemos a nombre de nuestro pueblo el
honor de acompañamos en esta tribuna.
Nos reúne hoy aquí, además,
la celebración de un acontecimiento
trascendental de nuestra historia. Conmemoramos
el quincuagésimo aniversario del
desembarco del Granma el dos de diciembre
de 1956, fecha que marca el nacimiento del
Ejército Rebelde y de sus genuinas
sucesoras: las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Al pueblo combatiente, protagonista heroico
y sustento legítimo de las Fuerzas
Armadas y a su fundador y Comandante en
Jefe está dedicada la Revista Militar,
que simboliza en los bloques que desfilarán
la secuencia de la hermosa historia de 138
años de lucha del pueblo cubano por
su definitiva independencia, primero: el
ejército mambí contra el yugo
colonial, después: el ejército
rebelde contra la tiranía neocolonial
y ahora: las Fuerzas Armadas Revolucionarias
en defensa de la Patria, la Revolución
y el Socialismo. El mismo ejército
del pueblo en tres etapas históricas
diferentes.
La ocasión es propicia para reafirmar
la plena vigencia de las palabras del compañero
Fidel en el Informe Central al Primer Congreso
del Partido, hace ya 31 años, cuando
expresó:
``El Ejército Rebelde fue el alma
de la Revolución. De sus armas victoriosas
emergió libre, hermosa, pujante e
invencible la patria nueva. Sus soldados
reivindicaron la sangre generosa vertida
en todas las contiendas por la independencia
y con la suya propia cimentaron el presente
socialista de Cuba. Las armas arrebatadas
a los opresores en épica lucha las
entregaron al pueblo y con el pueblo se
fundieron, para ser desde entonces y para
siempre el pueblo armado".
Cuando"... no existía todavía
... el Partido que nacería después,
el Ejército fue factor de cohesión
y unidad de todo el pueblo y garantizó
el poder de los trabajadores y la existencia
de la Revolución...''
Y ''... Cuando se fundó el Partido,
vanguardia de nuestra clase obrera, símbolo
y síntesis de los ideales, las aspiraciones
y la historia de la Revolución cubana
desde los días gloriosos de La Demajagua
hasta hoy, continuador de la obra del Partido
Revolucionario de Martí y de los
intrépidos fundadores del primer
Partido marxista leninista'' de Cuba, nuestro
Ejército, heredero a su vez del heroísmo
y la pureza patriótica del Ejército
Libertador y continuador victorioso de sus
luchas, depositó en sus manos las
banderas de la Revolución y fue a
partir de ese instante y para siempre su
más fiel, disciplinado, humilde e
inconmovible seguidor". Hasta aquí
las palabras de Fidel.
También en el marco del 50 Aniversario
de las FAR es pertinente ratificar la unidad
monolítica de Pueblo, Ejército
y Partido; esa unidad que echó raíces
muy profundas a lo largo de los años
transcurridos desde el triunfo revolucionario
el 10 de enero de 1959; esa unidad que es
nuestra principal arma estratégica,
que ha permitido a esta pequeña isla
resistir y vencer tantas agresiones del
imperialismo y sus aliados; esa unidad que
sustenta la vocación internacionalista
del pueblo cubano y que explica la proeza
de sus hijos en otras tierras del mundo,
siguiendo la máxima martiana de que
Patria es Humanidad.
Vivimos un momento excepcional de la historia.
A muchos les pareció que la caída
del campo socialista y la desintegración
de la Unión Soviética representaba
la derrota definitiva del movimiento revolucionario
internacional, algunos se aventuraron a
sugerirnos el abandono de los ideales a
los que generaciones enteras de cubanos
habían dedicado sus vidas, mientras
que el gobierno norteamericano, con el oportunismo
que lo caracteriza, iniciaba en los últimos
años una escalada sin precedentes
de hostilidad y agresividad contra Cuba
en la esperanza de asfixiar económicamente
al país y derrocar a la Revolución
mediante la intensificación de la
labor subversiva. En tal sentido, grande
ha sido la sorpresa y la frustración
para nuestros enemigos y mucho más
grande la admiración de las mayorías
oprimidas al presenciar el ejemplo de firmeza,
ecuanimidad, madurez y confianza en sí
mismo que ha dado nuestro pueblo en los
últimos cuatro meses.
A pesar de las maniobras y presiones de
Estados Unidos y sus aliados, el prestigio
internacional de Cuba se ha fortalecido,
prueba de ello fue la realización
exitosa en esta capital de la décimo
cuarta Conferencia Cumbre del Movimiento
de Países No Alineados el pasado
mes de septiembre y más recientemente,
el récord de apoyo alcanzado en la
Asamblea General de Naciones Unidas a la
resolución de condena al bloqueo
norteamericano contra nuestro país.
En América Latina, la aplicación
de las recetas neoliberales impuestas por
Estados Unidos y sus socios europeos ha
conducido al continente a la triste condición
de ser la región del planeta donde
resulta más insultante y oprobiosa
la opulencia de la oligarquía estrechamente
vinculada con el capital extranjero frente
a la pobreza, insalubridad e ignorancia
en que vive la mayoría de la población.
Los pueblos latinoamericanos, de manera
progresiva en los últimos tiempos,
han expresado su indignación y repudio
ante las políticas entreguistas y
de subordinación al imperio de los
gobiernos y partidos tradicionales. Los
movimientos populares y revolucionarios
se robustecen y a pesar de las multimillonarias
campañas de desinformación,
el chantaje y la injerencia descarada de
Washington; nuevos y experimentados líderes
asumen la conducción de sus naciones.
La anexión económica de América
Latina por parte de Estados Unidos a través
del ALCA fue derrotada, en su lugar surge
para beneficio de las masas desposeídas
el proyecto integrador de la Alternativa
Bolivariana para las Américas, ALBA,
propuesta por el Presidente y hermano, Hugo
Chávez.
Recientes acontecimientos en la arena internacional
atestiguan el fracaso de las políticas
aventureras de la actual administración
norteamericana. El pueblo de ese país
demostró en las urnas el pasado 7
de noviembre su rechazo al concepto estratégico
de la guerra preventiva, el uso de la mentira
para justificar intervenciones militares,
la utilización del secuestro y las
prisiones clandestinas, así como
la despreciable legalización del
empleo de métodos de tortura en la
llamada guerra contra el terrorismo.
A tres años y siete meses de la
eufórica y precipitada declaración
de ''misión cumplida'' en Irak por
parte del Presidente Bush a bordo de un
portaaviones, continúan llegando
a Estados Unidos los cadáveres de
jóvenes soldados norteamericanos,
caídos en una guerra motivada por
el dominio de los recursos energéticos
de la región. Nadie se atreve ya
a pronosticar su fin. El gobierno de Estados
Unidos se encuentra ante una encrucijada
sin salida: por una parte comprende que
no puede prolongar la ocupación del
país y al propio tiempo, admite que
no tiene creadas las condiciones mínimas
para abandonarlo dejando sus intereses asegurados,
a la vez que crece indetenible la cifra
de muertos y mutilados entre la población,
sumida en una guerra civil como consecuencia
de la anarquía y el desgobierno que
generó la invasión norteamericana.
Algunos en los Estados Unidos plantean
ahora simplemente retirarse del caos creado
por ellos mismos. Desconocemos qué
harán en ese caso con la OTAN, embarcada
por sus socios norteamericanos en el conflicto
afgano, que también se torna cada
vez más inmanejable y peligroso.
A los ojos de todo el mundo, la llamada
''cruzada contra el terrorismo'' se encamina
inexorablemente a una derrota humillante.
El pueblo norteamericano, al igual que
hizo en Vietnam, pondrá fin a estas
guerras injustas y criminales. Esperamos
que las autoridades de los Estados Unidos
aprendan la lección de que la guerra
no es la solución a los crecientes
problemas del planeta; que proclamar el
derecho de atacar irresponsablemente a ''sesenta
o más oscuros rincones'' del mundo,
aún cuando ya están empantanados
en dos de ellos, hace más complejas
y profundas las diferencias con el resto
de los países; que el poder basado
en la intimidación y el terror no
pasará nunca de ser una ilusión
efímera y sus terribles consecuencias
para los pueblos, incluyendo el norteamericano,
están a la vista.
Estamos convencidos de que la salida a
los acuciantes conflictos que enfrenta la
Humanidad no está en las guerras,
sino en las soluciones políticas.
Sirva la oportunidad para nuevamente declarar
nuestra disposición de resolver en
la mesa de negociaciones el prolongado diferendo
entre Estados Unidos y Cuba, claro está,
siempre que acepten, como ya dijimos en
otra ocasión, nuestra condición
de país que no tolera sombras a su
independencia y sobre la base de los principios
de igualdad, reciprocidad, no injerencia
y respeto mutuo.
Mientras tanto, después de casi
medio siglo, estamos dispuestos a esperar
pacientemente el momento en que se imponga
el sentido común en la conducta de
los círculos del poder en Washington.
Con independencia de ello, proseguiremos
consolidando la invulnerabilidad militar
de la nación sobre la base de la
concepción estratégica de
la Guerra de Todo el Pueblo, cuya planificación
e introducción iniciamos hace 25
años. Este tipo de guerra popular,
como ya se ha demostrado de modo reiterado
en la historia contemporánea, es
sencillamente imbatible.
Continuaremos elevando la preparación
y cohesión combativa de las tropas
regulares y sus reservas, de las Milicias
de Tropas Territoriales, las Brigadas de
Producción y Defensa y los demás
elementos del dispositivo defensivo territorial,
incluyendo las estructuras partidistas,
estatalesy gubernamentales en todoslos niveles.
Seguiremos acondicionando el Teatro de Operaciones
Militares a la vez que desarrollamos las
comunicaciones y la modernización
de los medios de combate como vía
para elevar sus cualidades combativas y
hacerlas corresponder con el empleo previsto
en caso de una agresión.
De la misma forma, continuaremos fortaleciendo
en todos los frentes la importante labor
que realizan los abnegados combatientes
del Ministerio del Interior.
Preservaremos al precio que sea necesario
la libertad del pueblo cubano y la independencia
y soberanía de la Patria.
Con la fuerza que emana de sus centenarias
luchas y con el vigor patriótico
que caracteriza a nuestro pueblo, noble
y heroico, unamos nuestras voces al exclamar:
¡Viva Fidel!
¡Viva Cuba libre!
|