Sociedad
Interamericana de Prensa. 15 - 19 de marzo del 2002.
http://cuba.sipiapa.org/reports.htm.
En estas últimas semanas se produjo una nueva escalada represiva
contra la disidencia política y los periodistas independientes.
A principios de marzo, los periodistas independientes Lexter Téllez
Castro y Carlos Brizuela Yera, de la Agencia Prensa Libre Avileña y del
Colegio de Periodistas Independientes, estaban detenidos por la policía
política de la provincia de Ciego de Avila. Los arrestos se produjeron el
4 de marzo en ocasión de hacer una visita al hospital para interesarse
por su colega Jesús Alvarez Castillo, de la Agencia Cuba Press, quien
horas antes sufrió una violenta golpiza de las llamadas "brigadas de
respuesta rápida" (enlace). En la
golpiza, el periodista Alvarez Castillo perdió el conocimiento y sufrió
una fisura en una vértebra cervical.
También a principios de marzo, en Vertientes, Camagüey, la
residencia del director del Colegio de Periodistas Independientes en esa
provincia, Normando Hernández González, amaneció rodeada
por un operativo policial. Mientras, en la vecina provincia de Las Tunas, un
desconocido golpeó al periodista Juan Basulto Morell, de 70 años,
quien trabaja para la agencia independiente Libertad. En Guantánamo, en
el extremo oriental del país, las autoridades detuvieron al corresponsal
de la agencia InfoLux Press, Luis Torres Cardosa.
La Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling, que agrupa a la
mitad de los 120 profesionales independientes en la isla, y la Comisión
Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) denunciaron
los hechos como expresión de una ola represiva desatada por las
autoridades tras los incidentes ocurridos en la Embajada de México en La
Habana.
La impunidad con que actúan las fuerzas represivas se manifiesta no sólo
hacia los representantes del periodismo alternativo. El 27 de febrero, durante
el asalto protagonizado por 21 cubanos a la sede diplomática mexicana,
los periodistas Andrew Cawthorne y Alfredo Tedeschi, ambos corresponsales de la
agencia Reuters, acreditados en Cuba, fueron agredidos por agentes de la
Seguridad del Estado para impedir que cubrieran la noticia
enlace. A
Tedeschi le incautaron su cámara de video, impidiendo la transmisión
de las imágenes.
Esa noche la policía también alejó violentamente a
otros periodistas extranjeros que se encontraban en la zona para informar sobre
los sucesos de la embajada mexicana.
Este oleaje represivo coincide con las celebraciones oficiales por el Día
de la Prensa Cubana, el 14 de marzo, fecha que irónicamente recuerda al
periódico independiente Patria y a su gestor libertario, José Martí.
En la jornada oficialista se dedican paneles de discusión bajo el tema de
"Opinión pública y libertad de prensa".
La celebración sirve para ensalzar los servicios del periodismo
oficialista y rendir culto a la personalidad de Fidel Castro. "La fecha del
14 de marzo es también un reconocimiento para él [Castro]",
escribía el diario Granma, órgano del Partido Comunista de Cuba.
En el marco de la jornada, el presidente del Parlamento cubano, Ricardo
Alarcón, reiteró que "nunca antes ha sido mayor la
importancia del periodismo militante, comprometido y profundo", aludiendo a
que vivimos tiempos en que "se roba al hombre la capacidad de pensar".
Mientras, a profesionales como Julio César Gálvez, quien
desertó de la prensa oficial en julio del 2001, se le detiene para
interrogarle y amenazarle con la cárcel si no abandona las filas del
periodismo independiente. Gálvez reside y trabaja actualmente en La
Habana.
También se impiden gestiones estrictamente de superación
profesional y ejercicio intelectual, como el curso de capacitación técnica
convocado por la Sociedad de Periodistas Manuel Márquez Sterling. Las
autoridades bloquearon el acceso a la sede de esa institución el pasado
octubre en La Habana y expulsaron de la zona a los matriculados en el curso, que
tuvo que ser pospuesto. (enlace)
Como regla, los periodistas independientes siguen siendo objeto de
vigilancia policial para obstruirles su acceso a las fuentes de información.
Continúan siendo comunes los métodos de obstrucción del
ejercicio profesional, como las llamadas de intimidación, las detenciones
temporales y el traslado forzoso de los reporteros hasta zonas alejadas de donde
transcurren los acontecimientos noticiosos.
El 25 de diciembre, en Florida, Camagüey, fuerzas represivas golpearon
a cinco periodistas que trataban de cubrir la inauguración de una
biblioteca independiente, entre ellos los ya mencionados Téllez Castro,
Brizuela Yera y Hernández González.
El 28 de diciembre, la periodista María Elena Alpízar,
residente en Placetas, Villa Clara, fue seguida durante una visita a La Habana
por un individuo que la golpeó en el rostro, afectándole la visión
de un ojo.
En enero los periodistas Jorge Olivera y Carmelo Díaz fueron
interceptados e interrogados en plena calle, cuando se dirigían a cubrir
un evento. En este mes, también la periodista Carmen Carro fue abordada
violentamente por la policía para confiscarle la grabadora de trabajo,
justo cuando ella se dirigía a reportar una manifestación
callejera de grupos disidentes.
En víspera de los actos convocados por el movimiento opositor en todo
el país para conmemorar el sexto aniversario de la muerte de cuatro
pilotos cubanos derribados el 24 de febrero de 1996, a las periodistas Isabel
Rey y María Elena Alpízar se les impidió dar cobertura
periodística a la fecha. Alpízar fue incluso obligada a montar en
un auto de la policía para ser trasladada hacia las afueras de la ciudad.
(enlace)
En La Habana, permanece aún arrestado Carlos Alberto Domínguez,
de la agencia Cuba Verdad, tras un intento de reportar actividades pacíficas
del movimiento disidente el 24 de febrero. (enlace)
Por otra parte, prosiguen las demoras y negativas de los permisos para
emigrar o viajar al exterior. Al doctor Oswaldo Céspedes y al poeta
Manuel Vázquez Portal, ambos activos en el movimiento de periodistas
independientes, se les retiene el permiso oficial de salida (tarjeta blanca) en
violación de los acuerdos migratorios existentes entre La Habana y
Washington. Las prohibiciones de salida temporal del país aplicadas a Raúl
Rivero, director de la agencia CubaPress, se extienden también como
represalia a su esposa, a quien reiteradamente se le niegan sus solicitudes para
visitar a un hijo en el extranjero.
En cuanto a las trabas que enfrentan los periodistas independientes para
hacer llegar sus informaciones a los espacios y agencias distribuidoras en el
exterior, la situación no ha progresado. Los informes periodísticos
continúan transmitiéndose por vía telefónica (cobro
revertido) y, desde la capital, por fax, una opción de más difícil
acceso para los corresponsales de las provincias. Las autoridades continúan
confiscando en sus operativos desde máquinas de escribir y grabadoras,
hasta equipos de fax y las computadoras que los periodistas han recibido por vía
de donativos o regalos.
Según Cubanet, entidad que difunde la labor de los periodistas
independientes en Miami, los envíos por fax se han hecho más
frecuentes en los últimos meses. Actualmente el movimiento cuenta con
unas 13 máquinas de fax en la capital.
Cubanet prosigue con su proyecto editorial de promover la obra de los
periodistas y poetas independientes. Además de los cuatro títulos
mencionados en el informe anterior, en este período se produjo el
lanzamiento de la novela Cartas
a Leandro, de Ramón Díaz Marzo, y próximamente saldrá
un volumen de crónicas de Manuel David Orrio.
Este año se ha convocado a la tercera edición del concurso
literario El Heraldo, una iniciativa del proyecto de
Bibliotecas
Independientes de Cuba (PBIC) que entrega un premio, con retribución
monetaria, en la categoría de artículo periodístico. La
premiación será en mayo y los resultados se difundirán en
la página web del PBIC que se actualiza desde Miami, con la cooperación
del
Centro
de Estudios para una Opción Nacional.
Sin embargo, acceder al correo electrónico y la Internet sigue siendo
imposible para los miembros de la prensa independiente. Para el ciudadano común
que aspira a tener una computadora en su casa, deberá tener primero una
carta que avale su "necesidad", firmada por el ministro de la esfera
laboral donde se desempeña. La carta es un escalón para llegar a
la Oficina Nacional de Seguridad Tecnológica para que una comisión
evalúe la solicitud, que a su vez será sometida a la aprobación
del Departamento de Seguridad Informática del Ministerio del Interior De
manera que los servicios "online" habilitados en hoteles y otros
centros turísticos a través de un sistema de tarjetas pagadas en dólares,
resultan infranqueables para los integrantes de la prensa independiente, quienes
pueden conectarse a la Internet sólo mediante una operación de "mercado
negro" o cuando alguna sede diplomática se los facilita.
La terrible paradoja de este panorama cibernético es que el gobierno
de la isla se proclama promotor de una revolución tecnológica
interna y defensor de los derechos de los países pobres y
subdesarrollados en este campo. A comienzos de este año sesionó en
La Habana la VII Convención Informática, en la que especialistas
de 35 países discutieron sobre la "brecha digital" existente
entre países ricos y pobres, y particularmente la delegación de
Cuba abogó por "el uso masivo de las tecnologías como condición
indispensable para el desarrollo".
Como parte de la farsa, el régimen cubano promovió
ruidosamente el lanzamiento en La Habana del libro "Propagandas silenciosas",
de Ignacio Ramonet, un estudio crítico sobre las transnacionales de la
información y la manipulación de las noticias. El título
fue presentado en un céntrico teatro habanero con la presencia de Fidel
Castro, quien personalmente gestionó la edición de 100.000
ejemplares de la edición cubana, por encima de los 10.000 inicialmente
previstos. Propagandas silenciosas es incluso promovido en la página
electrónica de la oficialista Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).
El pasado diciembre, cuando los directivos de la prensa oficial cubana
rubricaron el Código de Etica para los cuadros del Estado. Este
documento, junto al
Código
de Etica del Periodista aprobado en 1999, no hace más que añadir
páginas de "letra muerta" sobre el derecho de los periodistas a
informar y cumplir su función de servicio público, y someter aún
más el ejercicio profesional a los intereses de conducción política.
Para los futuros periodistas egresados de las dos facultades de periodismo
existentes en Cuba, su ejercicio de graduación responde a ese "periodismo
militante" que reclama el régimen: son enviados a las misiones médicas
cubanas en países pobres de Africa y América Latina para elaborar
artículos de propaganda sobre el comportamiento del personal de salud
cubano en esos territorios.
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