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Una aspirina contra el cáncer Oscar Espinosa Chepe LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Desde que a principios de los años 90 se permitieron los mercados agropecuarios, con precios fijados por la oferta y la demanda, varios productos quedaron excluidos, entre ellos la papa y los derivados de la ganadería vacuna. El tubérculo sólo podía ofertarse en el comercio racionado a razón de algunas libras al mes por persona, a 30 centavos en época de cosecha y 40 los otros meses.
La cosecha de papas este año, sin ser récord, no puede calificarse como mala, con una producción de 283,2 miles de toneladas hasta el cierre de agosto. Esta se realiza fundamentalmente entre febrero y abril, y es uno de los cultivos más exigentes de la agricultura cubana. Se produce en las mejores tierras de la provincia La Habana, algunas áreas de excelente suelo de Matanzas y Ciego de Ávila, y en menor extensión en otros lugares. Necesita una buena preparación de la tierra, temperaturas no elevadas, riego controlado, terrenos sin exceso de humedad y altos niveles de mecanización que demandan consumos importantes de combustible. Es altamente dependiente de insumos importados, desde las semillas en considerable porcentaje, pesticidas y otros. Por tanto, es uno de los cultivos más costosos de los realizados en Cuba. La decisión de comercializar esta vianda de forma liberada en los mercados agropecuarios y el chícharo- en su totalidad- en otros establecimientos, pudiera responder a varios factores. En primer lugar, la oferta de otros productos es deficiente en los mercados, a lo que se une un generalizado desabastecimiento de artículos y servicios, incluido el segmento de mercancías vendidas en moneda convertible; cuando paralelamente el Estado se ha visto obligado a hacer fuertes desembolsos financieros para elevar los deprimidos salarios en varias categorías ocupacionales. Sólo en la remuneración de profesores y maestros, a partir de septiembre, se calcula un gasto anual adicional superior a los 800 millones de pesos, a lo que se suman los derivados del cierre de comedores y el pago de parte del salario a trabajadores interruptos a causa del cierre de centros de trabajo como consecuencia de la crisis. Ya en 2008 se pudo apreciar un aumento considerable del dinero en circulación y en cuentas de ahorro a la vista o a plazo fijo, en un monto que representó un 41.9% del PIB, según datos oficiales, un 4,7% de crecimiento respecto al año anterior; mientras aumentó el déficit presupuestario a un preocupante 6,9% del PIB, de -1 693.5 millones de pesos en el 2007 a -4 200.0 el pasado año. Un proceso inflacionario que parece profundizarse, con nefastas consecuencias en una economía de por sí ajena a provocar incentivos productivos. Quizás la decisión de vender algunas cantidades de papas y chícharos en el mercado libre controlado por el Estado responda a la necesidad de reforzar la debilitada oferta, y recuperar algún circulante, aunque claro está, esto representa una aspirina para curar un cáncer, si la producción de bienes y servicios continúa en la crisis en que se encuentra. También la decisión podría estar enmarcada dentro de una política de reducción paulatina del sistema de racionamiento, lo cual se corresponde con las discusiones públicas provocadas recientemente por el gobierno sobre la conveniencia o no de eliminarlo. |