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Una aspirina contra el cáncer

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Desde que a principios de los años 90 se permitieron los mercados agropecuarios, con precios fijados por la oferta y la demanda, varios productos quedaron excluidos, entre ellos la papa y los derivados de la ganadería vacuna.  El tubérculo sólo podía ofertarse en el comercio racionado a razón de algunas libras al mes por persona, a 30 centavos en época de cosecha y 40  los otros meses.  

En algunos años de abundante producción, cuando la recolección ha sido muy alta, fundamentalmente en marzo y abril, se ha liberado la venta de algunas cantidades adicionales, pero casi siempre en las tiendas controladas por el sistema de racionamiento. 


En estos días, para sorpresa de los consumidores, ha aparecido la papa en los mercados agropecuarios estatales a un peso la libra, lo cual rompe los mecanismos de distribución existentes, sin conocerse si algunas cantidades de  papa continuarán distribuyéndose de forma racionada. Esto coincide con la medida de eliminar el chícharo vendido por la libreta a razón de 10 onzas al mes por persona, a 16 centavos la libra. En adelante su venta se realizará de forma  liberada a 3.50 la libra, lo cual estaba establecido desde hace meses, paralelamente a las pequeñas cantidades ofertadas en el mercado racionado.  


Hay que subrayar que la papa ha sido la única vianda que ha permanecido en el sistema de racionamiento, pues las demás, y las hortalizas, se venden en los   mercados agropecuarios a precios fijados por el Estado y tradicionalmente con poca calidad, o por los mercados de oferta y demanda donde participa el sector privado con precios más altos, pero con mejor surtido y calidad. Siempre algunas cantidades de papa se comercializaban en el mercado negro a un peso la libra, el mismo precio al que se vende en los mercados agropecuarios.

La cosecha de papas este año, sin ser récord, no puede calificarse como mala, con una producción de 283,2 miles de toneladas hasta el cierre de agosto. Esta se realiza fundamentalmente entre febrero y abril, y es uno de los cultivos más exigentes de la agricultura cubana. Se produce en las mejores tierras de la provincia La Habana, algunas áreas de excelente suelo de Matanzas y Ciego de Ávila, y en menor extensión en otros lugares. Necesita una buena preparación de la tierra, temperaturas no  elevadas, riego  controlado, terrenos sin exceso de humedad  y altos niveles de mecanización que demandan consumos importantes de combustible. Es altamente dependiente de insumos importados, desde las semillas en considerable porcentaje, pesticidas y otros. Por tanto, es uno de los cultivos más costosos de los realizados en Cuba.

La decisión de comercializar esta vianda de forma liberada en los mercados agropecuarios y el chícharo- en su totalidad- en otros establecimientos, pudiera responder a varios factores. En primer lugar, la oferta de otros productos es deficiente en los mercados, a lo que se une un generalizado desabastecimiento de artículos y servicios, incluido el segmento de mercancías vendidas en moneda convertible; cuando paralelamente el Estado se ha visto obligado a hacer fuertes desembolsos financieros para elevar los deprimidos salarios en varias categorías ocupacionales. Sólo en la remuneración de profesores y maestros, a partir de septiembre, se calcula un gasto anual adicional  superior a los 800 millones de pesos, a lo que se suman los derivados del cierre de comedores y el pago de parte del salario a trabajadores interruptos a causa del cierre de centros de trabajo como consecuencia de la crisis. 

Ya en 2008 se pudo apreciar un aumento considerable del dinero en circulación y en cuentas de ahorro a la vista o a plazo fijo, en un monto que representó un 41.9% del PIB, según datos oficiales, un 4,7% de crecimiento respecto al año anterior; mientras aumentó el déficit presupuestario a un preocupante 6,9% del PIB, de -1 693.5 millones de pesos en el 2007 a -4 200.0 el pasado año. Un proceso inflacionario que parece profundizarse, con nefastas consecuencias en una economía de por sí ajena a provocar incentivos productivos.

Quizás la decisión de vender algunas cantidades de papas y chícharos en el mercado libre controlado por el Estado responda a la necesidad de reforzar la debilitada oferta, y recuperar algún circulante, aunque claro está,  esto representa una aspirina para curar un cáncer, si la producción de bienes y servicios continúa en la crisis en que se encuentra. También la decisión podría estar enmarcada dentro de una política de reducción paulatina del sistema de racionamiento, lo cual se corresponde con las discusiones públicas provocadas recientemente por el gobierno sobre la conveniencia o no de eliminarlo.