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Periodismo y cambio

Rafael Ferro Salas

PINAR DEL RÍO, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Defendiendo la objetividad y la razón misma, el periodismo es y ha sido considerado por muchos como “oficio de oposición”, teniendo en cuenta la manera de hacer y divulgar la noticia. No quiere esto decir que no hayan existido quienes se plegaron y se siguen plegando a los gobiernos de turno. Son los menos.

En el caso de Cuba, los periodistas independientes no podrán renunciar jamás a ese nombre. Independiente, no es sólo un adjetivo, es su esencia misma. De la noche a la mañana perdieron el trabajo y la amistad de las personas con las que ejercían la profesión inicial. Los reporteros del oficialismo cubano tienen, entre otras muchas prohibiciones, la de mantener vínculos de relación con los periodistas independientes de la isla.

Obedecen, asegurando el salario de cada mes y posiciones de privilegio ante los que siguen mandando y se colocan la chaqueta de incondicionales refugiados en la doble moral de moda. Los que trabajan en los medios oficialistas en Cuba no tienen derecho a la opinión verdadera, mucho menos a la noticia del acontecer diario con toda la veracidad que entraña. Dejaron de ser ellos mismos y por eso desprecian y hasta odian a los de la prensa independiente.

Loma abajo y a velocidad descomunal viene ya el tren expreso de los cambios, nadie podrá evitar eso. Entonces el periodismo independiente se tomará un respiro en el camino y seguirá en su labor de crítica y opinión en la futura sociedad. Otros informadores vendrán a formar filas y el epíteto “independientes” será bien llevado por todos y a mucha honra.

A los del oficialismo, posiblemente, no les quedará otra salida que abandonar el barco y pasar a labores diferentes; no tendrán cabida en los medios pagando el precio por haber vendido sus almas al mismísimo diablo que puso en este país todas las cosas patas arriba, como suelen hacer las guerras.

Será una labor interminable la del periodismo independiente, profesión de la eterna disidencia ante lo mal hecho, las violaciones de los más elementales derechos de las personas y el reclamo por la justicia que en toda sociedad peligra muchas veces. Periodismo libre y de verdad, sin ningún tipo de censores ni censuras. Trabajaremos mejor y más seguros, sin odios ni rencores contra nosotros por parte de lectores, televidentes y radioyentes de la patria nueva que nos merecemos hace ya bastante rato.


Es poca la información del mundo que tienen a su alcance los periodistas independientes; así y todo, las noticias salen y el resto del planeta se actualiza acerca de cómo los cubanos vamos llevando esto que se llama vida.

Muchos colegas se vieron obligados a tomar el camino del exilio, pero nos queda el optimismo y la esperanza de saber que fue una salida con boleto de regreso cuando llegue la hora definitiva del abrazo ganador. Otros sufren en cárceles dentro de la isla cumpliendo largas condenas por defender el oficio de la palabra libre. Saldrán al nuevo día y retomarán a la profesión con más empeño.

El camino apenas comienza, desde las filas de la oposición se ha dado el primer paso. Hay un futuro de verdades y conquistas por venir para el periodismo cubano independiente.